Supongamos que en promedio los períodos presidenciales sean de cuatro años y no todos los países hacen sus elecciones en el mismo año. Eso daría unas veinte elecciones presidenciales al año en este planeta, sumando países relevantes y otros como Tuvalu o Kiribati, países-isla tan pequeños que desaparecen cuando sube la marea en el Pacífico Sur.
Como ser candidato presidencial se volvió un hobby, porque hay quienes se declaran aspirantes solo para poder agregar en negrilla en su hoja de vida: “Candidato Presidencial”, como el cantante barranquillero Mario Gareña, que era su nombre de pila, aunque él siempre pregonó que: “yo me llamo cumbia, yo soy la reina por donde voy”; y otros que hacen la fila presidencial, como los delfines Flipper y Sisi Galán, para ver si por algún accidente trágico, y no por capacidad, terminan siendo presidentes; digamos que antes de las primeras vueltas fácilmente tendríamos unos seis candidatos por elección
Como al actual Papa le dio por atender al candidato presidencial del chavismo en Colombia, pues supongo que no era una consulta para aprender a recoger plata en bolsas plásticas para implantar en las iglesias, y como la justicia divina que el papa representa debe ser enseñada con el ejemplo, tendrá que atender a “todos” los candidatos presidenciales para que no digan que tiene un sesgo ideológico, aunque sabemos que lo tiene. Eso daría unas ciento veinte visitas de aspirantes presidenciales al año.
Pero como no todas las elecciones se resolverán en la primera vuelta, supongamos que habrá que hacer segunda vuelta en al menos diez países, y como hemos aprendido con el coronavirus que las dosis de refuerzo son muy importantes, entonces se van a solicitar otras veinte visitas de candidatos antes de segunda vuelta. Y luego, cuando todo esté resuelto, para formalizar las relaciones con el Estado Vaticano, los veinte nuevos presidentes solicitarán otra visitica. Estamos hablando de unas ciento sesenta visitas al año de candidatos y presidentes con el obispo de Roma.
Algunos dirán que mi cálculo está errado porque “no todos” los candidatos del mundo estarían interesados en hablar con el jefe de los cristianos católicos apostólicos y romanos, y suena lógico, pero no se equivocan mis cuentas porque ya se estableció el contraejemplo cuando estuvo en el Vaticano el candidato Petro, un comunista ateo por definición, que “nada” tendría que hablar con el papa, aunque tengan amigos comunes del socialismo del siglo XXI.
Pobre papa, en la que se metió. Ni que estuviera pagando sus pecados en esta vida y no en la otra, donde supuestamente se pagan y con intereses.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 07 de febrero de 2022.