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Juan David Escobar Valencia

He lamentado no haber sido también economista, aunque si serlo implica tener la “sabiduría” económica de Petro, que, parece, obtuvo su título en una “cajita feliz” de hamburguesa, prefiero quedarme con lo aprendido en pregrado y posgrado. Por mis carencias en el tema, intento leer y aprender de los que sí saben, aceptando que, por la cantidad de factores que estudia y la compleja interdependencia entre ellos, la economía se parece mucho a la meteorología.

Este año vi a muchos analistas, extranjeros y locales, especulando sobre la magnitud y duración de la inflación. No sé si por optimismo o porque realmente no hay razones para asustarse, muchos dicen que la inflación será “transitoria”. Pero, por lo que recuerdo, nada más prolongado que lo que los economistas bautizan como temporal. Incluso si fuese así, recordemos que transitorio no significa intrascendente.

Con la esperanza de que mis amigos economistas me expliquen, planteo algunas dudas sobre la supuesta “transitoriedad” de la inflación. Mi percepción es que no lo será, así en todos los sectores el fenómeno sea distinto y el promedio general no sea tan grave.

Lo primero es el aumento del salario mínimo. “Justo” para unos, “políticamente correcto” para otros, pero de dos dígitos, afectará directamente y mucho a los medianos y pequeños productores, servicios de salud, educación, aportes a pensiones, tarifas de seguros, etc., pero, finalmente, al bolsillo de todos.

Otro aspecto es el precio de los alimentos, que, más para los consumidores que para los productores, se parecen a los gatos que se suben a lo más alto del árbol, pero después no son capaces de bajarse. El sector agrícola y pecuario está que se revienta. Los precios de los fertilizantes están y seguirían altos por su vínculo con el precio de los hidrocarburos y la energía, que nada dice que bajarán dramáticamente en 2022. Producir comida no es como otros tipos de producción. No se siembra cuando quieres, sino cuando toca. Si los precios de los fertilizantes no bajan, no podrán comprarse tantos y la cosecha será menor. Y si bajan cuando pase la época de siembra, cuando ya para qué, igualmente la cosecha será menor. En cualquier caso, menor oferta significaría mayores precios.

La crisis del sistema logístico mundial es severa y se siente en las cadenas de suministro de muchísimos sectores. Como cualquier crisis, será temporal, pero no parece que se resolverá velozmente porque una solución rápida para aumentar las capacidades de funcionamiento, que luego de la crisis quedarían ociosas, implicaría una inversión de capital que no tendría cómo pagarse, y por eso no veríamos algo parecido a la normalidad prepandémica hasta 2023.

Deseo que me expliquen que estoy equivocado, pero creo que lo más prudente es mesura decembrina porque 2022 será caro. Si estoy errado, les sobrará plata, que ojalá inviertan en algo con más rentabilidad que la de los fondos de pensiones voluntarias, que este año me trataron como si fuera su enemigo.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 20 de diciembre de 2021.

Publicado en Columnistas Nacionales

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