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Juan David Escobar Valencia

“En la actualidad la gente se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor que no corresponde exclusivamente a los políticos” Mahatma Gandhi.

A pesar de las múltiples limitaciones del proceso de vacunación para la covid-19, empezando por el retraso de 5 meses en las negociaciones de vacunas a causa del empantanamiento que ejercieron irresponsablemente congresistas de la oposición al Gobierno, por lo que deben ser castigados por los electores en las próximas elecciones por traidores; hay que reconocer que los resultados hasta el momento son buenos, sin ser perfectos.

Pero el esfuerzo económico de la vacunación, que pagaremos todos, y el objetivo colectivo de superar lo mejor posible esta pandemia, pueden verse comprometidos por la irresponsabilidad de los que, escudados en su “libre desarrollo de la personalidad”, se niegan a vacunarse por la ignorancia propia de quienes alcanzaron desde pequeños la estupidez de rebaño.

Dicen que los derechos y los deberes son como las palmeras, si no crecen juntas no dan cocos. En enero escribí: “Si los seguidores de la corriente antivacunas desean correr riesgos personales, pueden hacerlo, pero cuando renuncias a los deberes también deberías hacerlo a los derechos, y por eso los demás no tendríamos por qué subsidiar sus gastos en el sistema de salud pública”. Como era de esperarse, no faltaron los insultos y las estupideces propias de los que reemplazaron las neuronas por consignas “progresistas”, autoconvencidos de poseer una superioridad moral inexistente.

Para muchos abogados “constitucionalistas” que pululan en las universidades y dicen defender la Constitución, pero están al servicio de los enemigos del país, no es ni siquiera discutible la obligatoriedad de vacunarse. Sin embargo el resto de la sociedad necesita defenderse de quienes no quieren hacerlo argumentando derechos para con ellos, pero negándose a aceptar sus deberes para con todos. Si no quieren vacunarse, que paguen todos sus gastos de salud si terminan infectados. Antes de la aparición de la vacuna podrían alegar que al no ser una enfermedad “evitable”, no debían pagar por los gastos incurridos por el sistema de salud. Pero como ya hay vacuna, no pueden seguir justificándose y el resto de la sociedad no tiene que pagar los servicios de salud de quienes no quisieron aceptar la responsabilidad propia y la colectiva.

En EE.UU. el costo promedio de una estadía hospitalaria por covid-19 es de 17.000 dólares, que puede llegar a 50.000 si se necesitan procedimientos de ventilación. ¿Por qué habrían de pagar esto los que sí se vacunaron? Hay ejemplos de que esto es posible. La compañía Delta Airlines dijo a sus empleados que si no demostraban que estaban vacunados, tendrían que pagar un recargo en su prima de seguro de 200 dólares al mes. Un mes después, una quinta parte de negacionistas se habían vacunado. El bolsillo es a veces más convincente que el cerebro, especialmente con los que no lo usan.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de septiembre de 2021.

Publicado en Columnistas Nacionales

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