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Pedro Aja Castaño   

“Cuando hablamos de dignidad humana, no podemos hacer concesiones”. Ángela Merkel.

A la sentencia de Merkel yo le agregaría algo para que quedara así: “Cuando hablamos de dignidad humana, no podemos hacer concesiones, especialmente cuando se trata de la dignidad de un niño.”Por lo queal ignorarla VERDAD DEL ALMA HUMANA, que es el summum de la dignidad, les  permite a ciertas personas jugar con el teatro de las sombras chinescas, en el que la justicia pretende equiparar la abstracción de las leyes a la realidad de la vida de un niño, por lo que los legisladores y las personas permanentemente se encuentran con las diferentes piedras de tropiezo que les plantea esa realidad o la manipulación de la misma. ¿Cuál es el resultado de este juego?

El que vivamos en algo parecido al teatro de las sombras chinescas, en el que el público se divierte porque sabe que el perro es una mano; y las orejas del lobo, los pulgares que se mueven, por lo que admira la habilidad del manipulador que sabe jugar con las sombras. Pero en la ‘realidad’ del escenario que nos ocupa, no ocurre eso. Porque el público sabe que la manipulación de su ignorancia sobre las leyes y procedimientos legales tiene un costo alto para la ética, la moral, la sociedad y las personas para favorecer a un delincuente.

¿Cuál es el costo? ¡LA CONSTRUCCIÓN DE UN TRÁGICO SENTIR SOCIAL DE SOMETIMIENTO FRENTE AL CRIMEN QUE, MEDIANTE SU PODER, PUEDE MANIPULAR A LA JUSTICIA, UNO DE LOS PILARES PROTECTORES DE LA SOCIEDAD!  Por lo que, en esta situación concreta, a las personas no les interesan las abstracciones de un renombrado jurisconsulto, sino lo que sienten sobre ese POSIBLE ESCENARIO que es lo único REAL para todos. ¿Por qué? Porque la realidad se vuelve interpretación imaginada, consentida, buscada para satisfacer intereses desconocidos. Esto, desde luego, es una hipótesis que se puede discutir como parte de la naturaleza buena o mala de la condición humana. Sin embargo, la hipótesis se resuelve por el resultado de la violación de un niño: su alma se destruye de por vida. Veamos por qué.

El Manual de Prevención del Abuso Sexual Infantil publicado por Save the Chiildren, expone las siguientes CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL, pues la vivencia puede permanecer o, incluso, agudizarse con el tiempo, hasta llegar a configurar patologías definidas. Por ejemplo:

  1. Físicas: dolores crónicos generales, hipocondría o trastornos psicosomáticos, alteraciones del sueño y pesadillas constantes, problemas gastrointestinales, desorden alimenticio.
  2. Conductuales: intento de suicidio, consumo de drogas y alcohol, trastorno de identidad.
  3. Emocionalesdepresión,  ansiedad, baja auto estima, dificultad para expresar sentimientos.
  4. Sexuales: fobias, disfunciones sexuales, falta de satisfacción o incapacidad para el orgasmo, alteraciones de la motivación sexual, mayor probabilidad de sufrir violaciones y de entrar en la prostitución, dificultad para establecer relaciones sexuales.
  5. 5.       Sociales: problemas de relación interpersonal, aislamiento, dificultades de vinculación afectiva con los hijos. ¡Las consecuencias anteriores son peores que una cárcel para un ser inocente!

Además, el Instituto Nacional de Justicia de Estados Unidos ha establecido que los delincuentes varones adultos encarcelados que fueron víctimas de abusos sexuales en la primera infancia    presentan un comportamiento delictivo, en particular delitos sexuales, en un rango del 75 al 80 por ciento. Y el peligro es mayor porque el violador puede ser un pedófilo o pederasta reprimido que se decide a actuar e incurre en un delito atroz. En las legislaciones avanzadas si pedófilos o pederastas son detectados a tiempo, se les controla, disminuyendo las probabilidades de violación.

En este escenario dice la Corte Constitucional que la cadena perpetua desconoce la dignidad humana. No, honorables magistrados. La dignidad humana muere cuando la falta de cierto discernimiento en nuestras decisiones hace desaparecer la belleza y dignidad de la vida representada en un niño inocente. Por eso, cuando nos aterriza el uso de la razón, ya los padres responsables se han esforzado en que aprendamos a cultivar los hábitos buenos en bien de los otros y la comunidad, para que en el futuro respetamos las normas y leyes que nos facilitan la convivencia. En términos pedagógicos es la práctica de las buenas costumbres, la verdad, la cívica y urbanidad. Eso es lo que engendra la dignidad, legitimidad y el respeto de las instituciones democráticas. Una lección que se aprende desde niños. Pero esto desaparece si se ejerce violencia sobre ellos, especialmente la agresión o el abuso sexual.

Por lo que me quedé anonadado al igual que el país leyendo la decisión de la Corte Constitucional de tumbar la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños y me pregunté sobre la dignidad de los violados. Porque la CC sólo se preocupa por la dignidad del delincuente. La magistrada Pardo dice en El Tiempo: “Nuestra política criminal es populista, no es coherente.” Sencillamente repite el planteamiento de Michel Foucault en Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, cuya   tesis consiste en que las prácticas penales no son el resultado de las teorías jurídicas, sino de la anatomía política.

Pues tiene que ser así; porque las ‘normas jurídicas’ son el medio y forma del poder judicial, uno de los muchos instrumentos  del dominio social, cuando ciertas  instituciones se pronuncian como parte de un régimen de favores políticos. Y ese poder político produce una legislación conveniente para someter al que considera enemigo del sistema o el de su peculiar modo de actuar. Por lo que la violación de un niño inocente es el peor sometimiento mediante la sevicia del mal para destruir lo más preciado del ser humano: su inocencia.

Recordemos que fue Rousseau quien dijo: "el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe", lo que hace referencia a que el hombre nace sin una estructura moral de comportamiento, la adquiere conforme vive en sociedad, por lo tanto pierde la pureza a medida que va creciendo. Entonces ¿Cómo puede resocializar esa sociedad al delincuente producto de esa misma sociedad? Es imposible. Porque esa sociedad necesita ¡ARREPENTIRSE, CAMBIAR DE MENTALIDAD, PARA AMAR, PERDONAR Y REGENERARSE! ¿Y en dónde está LA FUENTE ejemplar de conocimiento colmador que puede producir ese resultado? Ha venido desapareciendo porque la sociedad, desde una minoría que representa al enemigo del bien, viene luchando para suprimirla desde hace tiempo: Dios.  Pero no podrá.

Ahora bien, como no soy abogado, sin embargo, considero que una persona de sentido común debe respetar los esfuerzos de justicia, aun con errores, en pro del apoyo institucional. Sin embargo, por dignidad personal, debemos asumir la responsabilidad de tratar de comprender por qué no nos cuadra cierta ‘VERDAD LEGAL’, cuando alguien de manera rimbombante utiliza la DIGNIDAD DE LA PERSONA como un dogma de aparente equidad normativa y legítima para amparar un parámetro de justicia ejemplarizante en castigo de un delincuente, ignorando el sentir del alma de la víctima a la que se le quita su dignidad de por vida con la violación.

Yo no sé si buscando la equidad, que predica la CC, yque es el equilibro entre la ley y las circunstancias de un crimen o delito, ese organismo de justicia se preguntó por una circunstancia muy sutil y desconocida como es la psiquis de un niño para encontrar la justa proporción del castigo para el criminal. Veamos qué dice la Corte.  (Hago algunas observaciones en paréntesis y resalto palabras.)

“La Corte Constitucional ha dicho en sentencia C-284 de 2015 (M.P. Mauricio González Cuervo) que: 5.2.7.2. LA EQUIDAD ha sido objeto de análisis por las decisiones de este Tribunal destacando (i) que se trata de un concepto jurídico INDETERMINADO objeto de constitucionalización; (ii) que su reconocimiento se constata en diferentes disposiciones de la Carta que aluden a ella (art. 20, 95 226, 230, 267 y 363); y (iii) que la equidad en materia de administración de justicia tiene su lugar “EN LOS ESPACIOS DEJADOS POR EL LEGISLADOR” al paso que “su función es la de evitar una injusticia como resultado de la aplicación de la ley a un caso concreto.” (SU-837 de 2002).  (No es solamente la de evitar la injusticia, sino la de restituirla cuando esa justicia es blandengue con el criminal).

(El párrafo siguiente señala la incapacidad del legislador en la identificación o definición de un problema, según la CC). “Además, en el mismo lugar, precisó: La injusticia puede surgir, primero, de la aplicación de la ley a un caso cuyas PARTICULARIDADES FÁCTICAS no fueron previstas por el legislador, dado que éste se funda para legislar en los casos usuales, no en los especiales y excepcionales. (Pues entonces esa legislación es DEFICIENTE.) La omisión legislativa consiste en no haber contemplado un caso especial en el cual aplicar la regla general produce un efecto injusto. (Esta interpretación o falacia argumentativa podría ser percibida como incapacidad o DESHONESTIDAD INTELECTUAL ABIERTA; es decir, CINISMO que no hay que confundir con VERDAD, desapareciendo la transparencia con la que debe operar ese Tribunal.) Segundo, la injusticia puede surgir de la ausencia de un remedio legal, es decir, ante la existencia de un vacío. (Los vacíos se llenan con actos de corrección contundente: ¿PENA DE MUERTE PARA ASESINOS, VIOLADORES O CADENA PERPETUA?) En esta segunda hipótesis, la equidad exige decidir cómo hubiera obrado el legislador. (La verdad o lógica de este argumento solo se puede inferir si se conoce cuál es la INTENCIÓN real del legislador, no la que la Corte supone.) En la primera hipótesis la equidad corrige la ley, en la segunda integra sus vacíos. Así entendida, la equidad brinda justicia cuando de la aplicación de la ley resultaría una injusticia.” (Cursivas en el original)

Ante el razonamiento anterior ¿se preguntó la CC sobre la injustica que se comete en torno al argumento de la dignidad humana del delincuente al no tener en cuenta LAS PARTICULARIDADES FÁCTICAS de la víctima como puede ser la violación y las consecuencias imborrables de por vida en esa criatura, la familia, los amigos, la sociedad?

Por lo tanto, mi pregunta sobre este escenario trágico es: ¿Podrá la sociedad resocializar a un delincuente violador cuando la solución no es resocializar, porque esa sociedad fue la que no lo formó, sino neutralizar las consecuencias de un trauma incurable aislando al individuo de por vida o sometiéndolo a la castración química con su consentimiento, pero sometido, además, a vigilancia permanente?

Alguien que conocía la verdad del asunto, Jesucristo, un ejemplo de bondad y caridad, le puso un límite a su misericordia cuando sentenció a muerte al violador de un niño, porque destruye su alma por lo que   desata la ira de Dios y dijo en Mateo 18: 6:  Pero al que escandalice a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.

Por lo que también pregunto: ¿Por qué dejaría el ‘legislador’ este vacío existencial sobre la violación del niño que se rellena con interpretaciones jurídicas, políticas, convenientes para un acuerdo de paz, por ejemplo? PORQUE ESTE ES EL MEOLLO DEL ASUNTO, YA QUE HAY VIOLADORES IMPUNES SENTADOS EN EL CONGRESO. Con todo lo anterior la decisión de la CC me recuerda el juego de teatro de las sombras chinescas, ya mencionado arriba, que en este caso es la teatralización política de una paradoja o engaño en el que nos hacen ver cosas que no son reales.

Así, mientras la sociedad espera un castigo equitativo con el sentir y la experiencia de la víctima y la sociedad, la administración de justicia ofrece una ‘interpretación’ de ese sentir; es decir, un sutil y respetable engaño llamado de muchas formas.Por esola lógica de la ley del talión infligía exactamente el mismo castigo que el victimario le imponía a la víctima. Hoy en día la INTERPRETACIÓN DEL DAÑO ES EL NEGOCIO; lo cual se descubre muy tarde; cuando cada quien es víctima.

Una ejemplificación dramática de este escenario es la película “WORTH” que dilucida el dilema de compensar con un ‘valor monetario’ a las desgracias humanas en relación con las víctimas del 11 de Septiembre, cuando todos sabemos que nada, ni el castigo, compensa la pérdida o daño de un ser querido.  Esa falta de discernimiento es lo que causa la insolidaridad social con la institucionalidad de la justicia.  Por eso la naturaleza es sabia. ¿Por qué el cuerpo siente dolor? ¡Para protegerse del daño! Pero como la conciencia no se ve, ni muchos la sienten ni la tienen, entonces todo engaño doloroso se vale.

En este caso es la iniquidad disfrazada de justicia. La iniquidad es maldad, impiedad o culpa, y su gravedad está por encima del pecado o el delito. Como tal, es una ofensa contra Dios, que conoce TODO. Por lo que el delincuente se engaña asumiendo que lo que no ve, no existe por lo que  rechaza  las leyes del Señor, ignorando lo que les pasa a sus ‘amigos’ delincuentes. Así se origina la enfermedad de la anomía, que significa ‘desprecio por las leyes’, de lo cual se extrae que la iniquidad implica el irrespeto y la no sujeción a la autoridad de Dios o de la ley lo que deriva en anarquía.

Y así como desde hace tiempo se descubrió que la silla eléctrica no hace desaparecer el delito; la improbable resocialización de un delincuente contumaz no va a reconstruir el alma de un niño; al igual que la manipulación de la justicia no va a hacer brillar la verdad que sana y redime la sociedad para el cambio de conciencia; es decir ¡EL ARREPENTIMIENTO!

Ahora bien, el arrepentimiento verdadero es un cambio de voluntad, de sentimientos, de actitud hacia todo lo malo; por lo que la justicia ejemplarizante y dura que busca corregir esa condición, merece apoyo, ya que el  cambio de corazón no es fácil. Entonces surge la convicción de que se obró mal; hay tristeza y por ello, confesión; se deja el mal porque se le tiene pavor; se busca restituir. Arrepentirse no es cambiar de parecer; tenerle miedo al castigo; confesarse como ritual o asistir a una iglesia. ¿Qué puede impulsarnos al verdadero arrepentimiento? Ver la bondad de Dios que nos ha dado TODO, comenzando con la VIDA; oír su verdad; tener la convicción que nos la da el Espíritu Santo, no nuestra imaginación; un conocimiento y aborrecimiento del pecado que destruye todo lo bueno, así como aborrecemos una comida que no nos gusta. ¿Por qué no lo aborrecemos? Porque, supuestamente, no podemos verlo, sentirlo.

Sin embargo, el resultado final del pecado está ante nuestros ojos, oídos, sensaciones. Pero le hemos cambiado de nombre y se lo atribuimos a diferentes causas y razones para enredar la pita y evadir la RESPONSABILIDAD PROFUNDA ante nuestra alma, la de los otros y Dios. Un drogadicto es el resultado del… pecado; y así todos los males de la humanidad son el resultado del… pecado, la decisión equivocada, el engaño, el instinto, etc.    póngale los nombres que quiera. ¿Por qué? Sencillamente porque renunciamos, o nos engañaron para que renunciáramos a nuestra naturaleza verdadera: ¡LA PERFECCIÓN DIVINA! Porque somos perezosos.  Y nos negamos a volver a ella aunque todos los días la mencionamos: el cielo. Lo decimos con la boca, pero la negamos con nuestros actos y hábitos. ¿Por qué? Porque lo que llamamos ‘realidad’ es una ‘matrix’ de engaño; la verdadera realidad no está dividida, es UNA; por eso es perfecta; porque no es medible, luego no puede ser manipulada.

Ese es el problemita de una sociedad que dizque pretende resocializar a un delincuente.  La cárcel es el resultado acumulado de todos los pecados: la versión física del infierno. ¿Entonces por qué un juez se sorprende de que no haya arrepentimiento en un reo si sacaron a Dios de todas las constituciones, siendo que Dios instituyó el verdadero arrepentimiento para la salvación del ser humano? Esa es la estupidez fundamental de las leyes humanas que pretenden reformar la sociedad.

Porque en el fondo de todo ser humano puede existir una pequeña chispa de su origen: el bien que proviene de Dios. Y ese bien no puede hacer daño. Pero si esa pequeña chispa se apaga, no hay esperanza. Eso  es lo que representa la violación de un niño inocente.  Por lo que decía Javier Sicilia: “Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz.” Y todo lo anterior comienza con la destrucción del alma de un niño que una vez fuimos todos.

Publicado en Columnistas Nacionales

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