Otras opiniones
Mauricio Botero C.
El domingo pasado, la policía de Canadá despejó a la fuerza el puente que conecta la provincia canadiense de Ontario con el estado de Michigan. Dicho puente transporta a diario el 25 % del valor de todo el comercio de bienes entre EE. UU. y Canadá, alrededor de US$360 millones en carga. Tras el despeje, la policía canadiense explicó que seguirá actuando en la zona de la protesta y que no tolerará la más mínima “actividad ilegal”. Es de resaltar que el 60 % de los canadienses, en una encuesta Ipsos, está en contra de los bloqueos y un 63 % a favor de la actuación decidida de la policía. “Los bloqueos están lastimando nuestra economía y poniendo en peligro la seguridad pública”, dijo el primer ministro Trudeau en una conferencia de prensa.
Carlos A. Montaner
Escribo este artículo el jueves 17 de febrero del 2022. Continúan las 130,000 tropas rusas en las fronteras de Ucrania. Las hay en Bielorrusia y continúan las bombas en Donbáss, en el Este del país, en la frontera rusa, también accesible desde el sur, desde Crimea. El presidente Joe Biden no se fía ni un pelo en las seguridades de retirada que le ha dado Vladimir Putin. Hace bien. El exteniente coronel del KGB es capaz de matar a su madre a mordiscos y negarlo tras esconder el cadáver. Lo ha hecho antes con la oposición.
Jaime Restrepo Vásquez
Las triquiñuelas del Consejo Nacional Electoral, que buscan impedir la revocatoria de Daniel Quintero Calle, inevitablemente conducen al desencanto de los ciudadanos con la democracia. ¿Acaso no aparece en la Constitución el derecho de revocar a un pésimo gobernante? Cada día que pasa confirma la creencia de que los mecanismos de participación ciudadana fueron creados como un saludo a la bandera y nada más.
Luis G. Restrepo
Lo digo con franqueza: ya no sé qué ciudad gobierna Jorge Iván Ospina. O si aún gobierna.
Daniel Mera Villamizar
De cero a tres años no cumplidos, atención integral con ICBF; y educación obligatoria desde los tres años con el MEN.
Miguel Henrique Otero
Me dirijo, principalmente, a esos 1,8 millones de venezolanos que viven en Colombia. Que han encontrado acogida legal y un lugar en el que vivir, después de huir de Venezuela, huir, insisto, de los atroces resultados de la revolución bolivariana.