Así, por ejemplo, recientemente en forma, por demás sentenciosa y categórica, buscando seguir favoreciendo a los grupos de narcotraficantes con ideologías afines, ha propuesto, respecto a la administración de la salud de los colombianos, uno de los objetivos del cambio pregonado por su administración, que el criterio es: “Enfocar los esfuerzos en la salud de las comunidades y NO EN LA PROHIBICIÓN DE LAS SUSTANCIAS ILEGALES”. Teniendo en cuenta que el consumo de tales sustancias es considerado universalmente como una ENFERMEDAD, es imposible una contradicción cínica mayor por parte del mandatario, el no atacar la fuente de la infestación de la droga.
Y claro, las consecuencias surgen al canto. El ministro de defensa “admite SIN GRAN APURO que los tres grupos criminales han crecido”, como tituló recientemente el diario local”, al manifestar públicamente: “No tengo a mano las cifras (¡qué belleza de hermosura!), pero sí puedo decir que efectivamente ha habido un incremento (en integrantes) tanto del ELN, el Estado Mayor Central EMC (la “extinta” FARC) y el Clan del golfo. ¡UN ÉXITO RESONANTE DEL GOBIERNO DEL CAMBIO! Debido, claramente a la política anunciada por el presidente, a lo cual habría que agregar, el sabotaje, encabezado por el mismo ministro de defensa, infligido por el gobierno a los cuerpos de seguridad, el sainete de conversaciones que se vienen sosteniendo con estos grupos, lo mismo que los nombramientos de los representantes del gobierno y el retornado gestor de paz Mancuso.
Como culminación de esta situación, no debe extrañar la nueva “salida” del presidente ante un auditorio, “fríamente congregado”, que se reunió en la nueva “meca”, (¿nuevo sitio de peregrinación nacional obligada del mamertismo?), “Puerto Rellena”, el “monumento” conmemorativo erigido en la ciudad de Cali, por las fuerzas abiertamente sediciosas que cohonestó el actual mandatario, conjuntamente con sus más allegados corifeos, en el desarrollo del denominado “Estallido Social”.
El presidente volvió a desplegar sus usuales dotes de agitador sedicioso, para manifestar su frustración y, al mismo tiempo, demostrar su falsedad representada por el incumplimiento de numerosas de sus promesas electorales. Claramente, como lo es usual en el movimiento representado por él, empezó por endilgarle la responsabilidad evidente del fracaso del gobierno nacional actual, a “todas las mafias” que han gobernado al país. De nuevo, el mandatario al llenar de “descalificativos” a sus opositores, “juzga por su condición”, porque hablando de mafias, una de las mayores del siglo XX es precisamente la del comunismo internacional, dirigido por “demócratas” como Putin, representado por el “eje” latinoamericano de Cuba, Venezuela y Nicaragua, actuando en Colombia bajo la denominación del mamertismo nacional.
Los partidarios del movimiento mamerto (de nuevo: el comunismo, Juanito) en vista de que sus argumentaciones en general no suelen resistir análisis, se adueñan de temáticas y campañas sobre las cuales cabe la pregunta: “¿Quién ha dicho que no?” o sea que no encuentran contradictores. Y fue así como adoptaron logos y lemas como la tal búsqueda de la Paz Total, y la defensa de la humanidad contra la extinción que traerá el “Cambio Climático”. En esto ha sido muy eficaz y eficiente el mandatario.
También emprenden, como efectivamente muestra el mandatario, la campaña de que son los adalides de la defensa del conglomerado indefinido que ellos suelen llamar “pueblo, y en eso, es muy importante tener en cuenta el tratamiento que dieron a dicho “pueblo” íconos del movimiento como fueron Stalin, Mao, Pol Pot, y, más recientemente, con los países vecinos del “eje” conformado por Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Al final, el presidente vuelve a ser víctima de la sentencia. “Explicación no pedida culpa manifiesta”, al “trinar” repetidamente que no tiene ningún interés en ser reelegido gracias a una eventual constituyente que elimine la prohibición de la legitimidad de tal suceso. “¡Como no moñito!”.
Mientras tanto, la oposición, integrada por industriales, empresarios, académicos, dirigentes políticos no contaminados y también gran parte de la población, en lugar de actuar monolíticamente, se divide naufragando en un mar de intereses y vanidades politiqueras.
Como van las cosas, con la destrucción de la nación, vendrá “el llanto y crujir de dientes”, cuando “¡Ya pa’ qué”!
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