Entonces, es claro que, para bien o para mal, con el advenimiento del nuevo gobierno nacional del CAMBIO eran de esperarse muchos CAMBIOS, algunos de los cuales se habían anunciado durante las campañas electorales. Adicionalmente, han resultado otros que, por razones de estrategia electoral, no se habían anunciado suficientemente, aunque su aparición era de esperarse dados los antecedentes y la trayectoria de los integrantes del movimiento mamerto.
Basta citar unos pocos CAMBIOS evidentes que se han presentado. De entrada, se ha informado que: “las acciones de las compañías listadas en la Bolsa de valores de Colombia se desplomaron más del 30% en el año 2022”, y más recientemente, el presidente se refirió a la cuestión del manejo de la tierra, manifestando que: “Nos obligan a formas radicales para ir por las tierras”. Esto es, ni más ni menos, “el ¡Exprópiese!” de Chávez. Ahora resulta que “lo están obligando”, cuando la estrategia estaba “fríamente calculada” desde el Foro de San Pablo.
También, es preciso hacer referencia a las propuestas de CAMBIO presentadas por el gobierno en temas como la salud y el trabajo. Específicamente, y por ahora, se hace referencia a dos “perlas” que aparecen en artículos contenidos en la propuesta del gobierno relacionada con la salud, que el congreso está aprobando a “pupitrazo limpio”, gracias al suministro masivo de mermelada por parte del inefable ministro del interior.
Respecto a la continuación de la operación de las EPS, se dice en el artículo 49 que: “continuarán siempre que cumplan las condiciones de permanencia que se les aplica” (¡¿?!) “¡Como no moñito!”. Y en el artículo 84, al referirse a los pasivos de las EPS se dice que: “Serán pagadas gradualmente con vigencias futuras acordadas con el Ministerio de Hacienda y Crédito Público”. “¡Ya voy, Toño!”. Por razones de espacio y tiempo, no se profundiza en la nueva la salida en falso del ministro de salud, al decir que no se estatiza la salud concentrando todo el manejo de los recursos financieros en la ADRES. (¡¿?!)
Y el país, entonces, se ve sometido a una verdadera avalancha de CAMBIOS. En la diplomacia, por ejemplo, aparecen los “procesos de inducción y acople” a que están siendo sometidos, para acceder a la carrera diplomática, el exministro del interior A. Prada y el expresidente del congreso R. Barreras. ¿Otro grado “Honoris Causa” en diplomacia, Juanito?
Y no se queda atrás la vicepresidenta en su muy cuestionado periplo por el África “que le permitió codearse con los más altos mandos de Sudáfrica, Kenia y Etiopía, tres naciones con las que Colombia tenía descuidadas (¿?) sus relaciones diplomáticas”. Y claro, vinieron más CAMBIOS. Uno de ellos es, según ha trascendido, el anuncio del pacto con Sudáfrica para darle entrada a un nuevo garante del proceso de paz con el ELN. ¿Otro garante? ¡Así cualquiera!
A propósito de las obligaciones y responsabilidades de los tales garantes de los procesos de paz, dado el desenvolvimiento de la situación de orden público nacional: ¿Cómo responden o qué actitud o papel asumen respecto a la rotura del esquema denominado “La búsqueda de la PAZ TOTAL” o algo parecido? Esta inquietud porque eso de la PAZ TOTAL, parece ser que no pasó de ser un slogan publicitario electorero, o que, en realidad “¡Nació muerta!”.
A todas estas, la contraparte del mamertismo, la democracia Juanito, en lugar de fortalecerse y unirse, se embarca en discusiones bizantinas sobre la beligerancia que cada una de sus facciones ha asumido en el pasado. Un beligerante, según la RAE, es aquel que “Está en guerra con otro”, o también que “Está dispuesto a la hostilidad o que se muestra enfrentado, o en desacuerdo a una persona, un grupo o a una cosa”. En suma: “¡Que es combativo!”. Aquí, surge el problema del grado de beligerancia que se debe asumir en las contiendas, y se llega a la “justa medida”, nunca bien definida, del expresidente J.C. Turbay. Pero, es claro que cuando se va a una contienda, se va “con todos los hierros” al decir de Marañas, pero no como el boxeador que sube al ring con una mano amarrada.
Ciertamente, el mamertismo, la extrema izquierda, Juanito, lo hace muy bien, porque, en materia de su beligerancia, es claro que no hay CAMBIO alguno, puesto que se mantiene permanentemente y en forma muy monolítica en todas “sus formas de lucha”. Fue así que por “coincidencia” al aprobarse en comisión la nueva ley de la salud, se rechaza (¿gracias a una “llamada de arriba”?) la preclusión de la investigación contra el expresidente Uribe, y resuenan los tambores de resonancia por parte de la gavilla mediática encabezada por la cadena radial mamerta. En contraste, la contraparte se muestra abrumada, desunida, laxa y vacilante, como ocurrió con el tratamiento dado al resultado del plebiscito que rechazó el negociado de La Habana y los otorgamientos de impunidades a delincuentes terroristas, procesos que, entre otras cosas, llevaron al grupo mamerto, el comunismo, Juanito, a la primera magistratura.
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