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Juan Lozano           

Están pensando primero en sus crueles victimarios que en los niños.

En Colombia, a partir de cálculos derivados de cifras oficiales, se registra un crimen sexual contra un niño o una niña cada 25 minutos. Y si por cada caso denunciado hay dos que no se denuncian (algunos dicen que puede ser mucho más alto) tendríamos que cada 8 minutos hay un niño o una niña abusados sexualmente en nuestro país, con un grave componente de género según el cual casi 3 de cada 4 casos de violencia sexual se ejercen contra las mujeres.

Algunos estudios indican, además, que entre 40 y 50 % de los casos de abuso ocurren en el hogar, en la propia vivienda del niño. O sea que cada 16 minutos, en su propio hogar, un niño o una niña son abusados y en un altísimo porcentaje los abusadores no son extraños que entran a la vivienda sino miembros del mismo grupo familiar. Eso se llama incesto. Y además de ser un crimen contra natura, es un delito salvaje que ahora quieren naturalizar y normalizar con la ley Herodes que va incorporada dentro del proyecto de humanización carcelaria.

Saben bien los expertos en derecho penal y criminología que cuando se despenaliza una conducta, la sociedad recibe un mensaje confuso que se orienta a la normalización de esa conducta. Lo primero que pensarán los incestuosos violadores es que les quedó libre el camino para seguir perpetrando su atroz comportamiento.

Es por eso que, sin el menor asomo de duda, se puede afirmar que la ley Herodes que están promoviendo dentro de este proyecto es abierta y manifiestamente inconstitucional porque, ante la incapacidad del Estado para desarrollar un sistema carcelario adecuado y respetuoso de los derechos humanos, la solución es privilegiar a los victimarios y dejar a los niños expuestos ante esta atrocidad cruel, bárbara y tenebrosa.

La Constitución es inequívoca. Los derechos de los niños son prevalentes.

Y lo mismo puede predicarse de la descabellada y cruel despenalización de la inasistencia alimentaria. Las cifras oficiales de la Fiscalía, actualizadas la semana pasada, son estremecedoras.

Desde el año 2010 hasta la semana pasada, el SPOA reporta 837.703 noticias criminales, de las cuales 181.751 se encuentran activas, 172.527 en indagación, 309 en investigación y 8.915 en juicio. Una verdadera catástrofe nutricional y alimentaria con unos efectos irreversibles en el desarrollo de los niños.

Ahora bien, ninguna persona sensata podría estar en contra de un proyecto de humanización carcelaria. Lo que ocurre en las cárceles colombianas y las URI es verdaderamente inhumano y violatorio de los derechos humanos. Por eso se debe sacar la ley Herodes de ese proyecto y tramitar sin esas descriminalizaciones antiinfancia el resto del proyecto.

En todo caso, sea la oportunidad para señalar que resulta un despropósito entender que humanizar las cárceles es lo mismo que mandar a los criminales a las calles, estimular la impunidad y descriminalizar conductas.

Es muy grave que piensen primero en los delincuentes que en los ciudadanos que honradamente se ganan la vida tratando de sobrevivir en los reinados del hampa en los que se han convertido las ciudades y regiones del país.

Es muy grave que el proyecto de humanización carcelaria, so pretexto de cumplir unas órdenes de la Corte Constitucional, dictadas a partir de la declaratoria del estado de cosas inconstitucionales en las cárceles, termine por burlarse de la decisión de la Corte al ignorar, casi por completo, la necesidad de mejorar la infraestructura carcelaria y pedir que abran las puertas de las cárceles. Bandidos a la calle. Criminales libres. Y normalizadas conductas atroces contra los niños.

Para no fatigarlos: los componentes de humanización carcelaria se deben rescatar en el proyecto. El carnaval de premios para criminales que revictimizan a la sociedad se debe detener. Y la ley Herodes que se les coló en el articulado se debe hundir. Los congresistas tienen la palabra. Y luego la tendrá la Corte Constitucional.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 27 de febrero de 2023.

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