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María Isabel Rueda  

El dinero ahorrado por los trabajadores terminará pagando las pensiones de otros.

La mayoría de propuestas de Petro han sido absurdas, aunque debatibles. Pero la de tomarse los ahorros de los trabajadores en los fondos privados de pensión, también absurda, no aguanta debate.

Según Petro, esta democratización “liberará para el Estado 18 billones de pesos anuales que entrarán al presupuesto, para gastar en quienes no tienen pensión”. Otra cosa piensa el piloso presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, quien sostiene que la propuesta equivale a que “el ahorro de los trabajadores se lo entreguen al Estado para financiar el gasto público”.

Hasta antes de que se celebraran las consultas presidenciales, las barbaridades de Petro gozaban de cierto grado de impunidad; los candidatos andaban ocupados en la mecánica política y no en las ideas. Hoy, liberados de tan prosaicos menesteres, adversarios como Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo e Ingrid Betancourt salieron a controvertirlo, respaldados por un chequeo de Asofondos. Petro es un experto en decir verdades a medias o mentiras completas que hace pasar como axiomáticas. En este caso sus afirmaciones resultaron, en su gran mayoría, falsas. Veamos algunos ejemplos:

1. Petro: que los ahorros de los trabajadores en los fondos privados, de los que se apropiaron los bancos, son públicos. Falso y falso. Ni son de los bancos ni son públicos. Son estrictamente propiedad de los trabajadores que los aportan. Hacer con ellos un uso distinto a aquel para el cual fueron creados, cambiándolos de manos al arbitrio populista del gobierno de turno, puede ser una expropiación, o una democratización, como prefiere decirle él, o un robo, como se atreve a calificarlo el presidente Duque.

2. Petro: que las comisiones de manejo en los fondos privados son del 30 %. Falso. Al igual que en el público, son del 3 %, e incluyen tanto los costos del manejo administrativo como el pago de los seguros de invalidez y muerte.

3. Petro: que los trabajadores no reciben sino el 22 % de su último salario en los fondos privados. Falso. En promedio, 8 de cada 10 pensionados en fondos privados reciben hasta el 80 % de su último salario. Los de salario mínimo, el 100 %. Solo para las pensiones mayores es menor el porcentaje, porque en los fondos privados no existe el inequitativo subsidio del Estado a las pensiones más altas del régimen público. Así, mientras el sistema privado es realista, el público, o sea Colpensiones, funciona como una pirámide financiera, totalmente desfinanciado. Pero mucha gente huye de los fondos privados y se refugia en el sistema público porque, es cierto, debido a los subsidios estatales, en algunos casos sus mesadas resultan mayores. La pregunta es cuánto más aguanta la pirámide.

4. Petro: que los dueños de los fondos privados se están robando la plata. Falso. Eso equivaldría a decir que los dueños de esos fondos, 18 millones de trabajadores colombianos, se están robando los fondos de su vejez.

5. Petro: que los fondos privados no pensionan a los trabajadores. Falso. Cada año el número de pensionados crece en cerca del 20 %, aunque por ahora es cierto que hay menos jubilados que en Colpensiones, porque es un régimen más joven. La edad promedio de sus cotizantes es de 36 años, con derecho a que los de salario mínimo se jubilen tres años antes que los del público.

Total, la propuesta de Petro consiste en que el dinero ahorrado por los trabajadores terminará pagando pensiones distintas a aquellas para las cuales lo están aportando, para tapar por esta vía un nuevo gasto público; o, para decirlo más claramente, las pensiones convertidas en caja menor del “Presidente Petro”, para que las gaste en los focos populistas que se le antojen.

Es totalmente cierto que hay que encontrar la manera de pagarles a los ancianos que carezcan de pensión (1 de cada 4) una mesada. Pero debe salir del presupuesto nacional, y de ninguna manera de los ahorros de quienes llevan trabajando media vida para tener un colchón en su vejez. Lo contrario sería robarse la plata para el populismo.

De manera que aquí apareció de frente, y sin disfraces, uno de los temas más sensibles para los colombianos, en los que Petro actuará como democratizador (o expropiador, en castizo). Y al que se oponga, ojo: podrá terminar acusado de no querer ayudar a que los viejitos colombianos tengan unos últimos días dignos.

Entre tanto… El pánico que se intentó crear con el supuesto complot de un gigantesco fraude electoral, que en el fondo lo que resume es una serie de errores cometidos bajo un sistema electoral caótico que hay que simplificar urgentemente, es el aperitivo de un gobierno donde ya no será “el que diga Uribe” sino en el que solo se hará “lo que diga Petro”.

https://www.eltiempo.com/ , Bogotá, 19 de marzo de 2022.

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