Medellín tiene sus calles llenas de huecos, no hay quien las arregle. Las zonas verdes, descuidadas y llenas de basuras; le quitó el contrato de mantenimiento al Jardín Botánico con la idea de hacerlo desaparecer. Hidroituango, al borde del colapso, por su política antidesarrollo. El tráfico de la ciudad, colapsado, por la falta de autoridad y de guardas de tránsito que impongan el orden y sancionen a los infractores. Los muros, llenos de feos grafitis por permitirlos y no tener unos trabajadores con pinturita para estar tapándolos. Los postes y muros, llenos de afiches por falta de autoridad para cobrar la publicidad en lugares públicos.
No quiere a quienes han hecho ciudad, a los empresarios, a los industriales, a quienes dan empleo. No vivió la época difícil, cuando esos empresarios no abandonaron la ciudad y siguieron trabajando para sacar a Medellín adelante. El alcalde también ignora la historia de Medellín. Atacó a esos empresarios que la cuidaron, que la defendieron, que lucharon contra quienes querían acabarla. Quintero no sabe de eso, pero sí sabe atacarlos para envalentonar a la izquierda violenta.
He preguntado con insistencia qué ha hecho el alcalde. Algo positivo que merezca nuestro reconocimiento. Nadie me había podido responder, hasta que hace pocos días una de mis nietas, bastante joven, me dio una respuesta que me dejó pensativo por la verdad que hay en lo afirmado. “El alcalde nos está mostrando lo que puede pasar en un gobierno de Petro”. Es una realidad preocupante, pero que nos sirva de ejemplo para las próximas elecciones presidenciales. Ese es el gobierno de una izquierda extrema. Ejemplos tenemos: el de Venezuela, que acabó empobreciendo al país más rico de Suramérica. Cuba, que era un país rico en turismo receptivo y en producción de azúcar. Bolivia, donde la izquierda se encargó de aumentar la pobreza. Vamos más lejos: la Unión Soviética, que terminó fragmentándose para poder subsistir los países subyugados por Rusia. Por otro lado, una China que se ha trasladado hacia una economía liberal para desarrollarse.
Nos tenemos que preparar para el año de elecciones. Ojo al 22, como dice con angustia el jefe que ha merecido que su nombre figure en dos calles del estado de la Florida. No queremos a otro Daniel Quintero en la presidencia. Uno como Petro. Recordemos que este, siendo alcalde de Bogotá, importó unos vehículos de basura oxidados, no funcionaron nunca, pero, a pesar de eso, no le ha pasado nada. Recordemos un carro tapahuecos que solo sirvió para tomarse una foto. Y no pasó nada.
Ojo al 22, con un candidato como Quintero, corregido y aumentado.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 04 de noviembre de 2021.