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Maritza Aristizábal*

Sí, salimos a la calle invadidos de terror. Caminamos hacia adelante pero mirando hacia atrás, sospechamos del que va al lado, nos atemoriza que se acerque una moto y ya no es opción ir solo por la calle después de las 10 de la noche. Lo peor de todo es que nuestras sospechas, con más frecuencia, se hacen realidad: la moto que se acerca es un ladrón, el que va caminando al lado nos roba y con dificultad salimos ilesos cuando salimos después de la 10 de la noche. Las ciudades son invivibles, solo la paranoia puede comprarnos algo de tranquilidad ¡Gran paradoja!

Es tierra de nadie y de toda la delincuencia. El lugar en donde los ladrones pueden cometer las fechorías a sus anchas, completan el círculo de comodidad cuando son capturados y pocas horas después puestos en libertad. Cuando en la ciudad les falta garantías para cometer todos los delitos, la justicia no les falla y los deja en libres. Las razones pueden ser muchas: que la captura estuvo mal hecha, que se vencieron términos, que es una cuantía menor; pero todo se resume en que el sistema, que debería estar diseñado para la protección de los ciudadanos, es hipergarantista con los ladrones, asesinos o extorsionistas y funciona como incentivo para los delincuentes.

Ocho de cada 10 capturados quedan en libertad. Y lo de menos son los que roban un celular. Quedan en libertad los que asesinan, como el que disparó contra el subteniente Juan Pablo Vallejo. La captura fue declarada ilegal porque hubo violencia en el momento de la detención. Quedó en libertad aunque era un condenado prófugo de la justicia. Es decir la misma justicia que lo estaba buscando, que lo encuentra cometiendo otro delito, lo deja en libertad por el “hipergarantismo”.

Y de casos insólitos están hechas las páginas judiciales. Allí está el proceso de la expareja de Laura Vanessa Rincón, el hombre que lanzó thinner contra la joven y le prendió fuego. Aunque es obvio que intentó asesinarla y fue acusado de feminicidio, el 10 de octubre le dieron casa por cárcel y como si no sirviera de nada la indignación popular, hace exactamente una semana otro juez ratificó la medida ¿Qué justicia puede sentir en este momento Laura Vanessa, si mientras ella trata de entender su nueva realidad, con heridas y marcas de por vida, su agresor es beneficiario del hipergarantismo y está en casa tranquilo e ileso?

Y quién olvidará el caso de Sara Sofía Galván, la pequeña de dos años que aún no aparece. La mamá Carolina Galván y el padrastro Nilson Díaz, los mismos que han tenido versiones contradictorias, que han dicho que vendieron a la niña y luego que la lanzaron a un caño, quedaron en libertad. Según la juez, no se les ofreció una defensa oportuna.

Y la última, el documento del Inpec en la que asegura que por haber cumplido tres quintas partes de la pena, el monstruo Luis Alfredo Garavito podría quedar en libertad condicional. Claro, explican que es un a carta de trámite, pero algo esta mal en el diseño de la ley que permite hablar de libertad condicional para uno de los personajes más abominables de nuestra historia, darle casa por cárcel a un feminicida, anula la captura de un asesino y deja libres a personas que a todas luces están implicados en la desaparición de una niña. ¡Definitivamente, este hipergarantismo a los delincuentes nos tiene jodidos!

*Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

https://www.larepublica.co/, Bogotá, 03 de noviembre de 2021.

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