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Alberto Bernal L.* 

Gran parte de esta columna es una copia textual de una que escribí hace como tres años. Es que a veces en Colombia las cosas son como estáticas, simplemente no avanzamos.

Las ideas de Gustavo Petro son un claro ejemplo de esta realidad. Hace unos días el senador Petro dijo que si el ganaba las elecciones en el 2022 se iba a prohibir la explotación petrolera en Colombia. Así, sin matices. Se puede inferir por lo dicho que él de verdad piensa que ni la minería ni el petróleo le han dejado algo positivo al país. También se tiene que asumir que Petro seguramente tendrá pensado prohibir la utilización de carros de combustible, pues porque claramente Colombia hoy en día no tiene la capacidad financiera de importar el petróleo que necesita para funcionar. La minería y el petróleo generan 7% del PIB anual de Colombia, algo así como $70 billones. En promedio, entre 2010 y 2017 el gobierno recibió $9 billones (1% del PIB) en regalías de la minería y del petróleo. Esos recursos financiaron 33% de toda la obra pública que se ejecutó en las regiones de Colombia. Es importante resaltar que hay regiones de Colombia que dependen totalmente de las regalías. Por ejemplo, 68,1% del ingreso tributario del Meta es función de las regalías.

Gracias a las regalías de la minería y del petróleo, según las cifras oficiales del DNP, entre 2012 y 2016 Colombia pudo (1) pavimentar 50.000 kilómetros de carreteras, (2) financiar la maestría de 3.263 profesionales, (3) construir y renovar 748 colegios, (4) renovar o construir 271 hospitales, (5) construir 95.000 viviendas, (6) construir 1.702 instalaciones deportivas, y (7) proveerle agua potable a 10 millones de colombianos. El candidato Petro dice que toca acabar el petróleo en Colombia porque está acabando con el mundo. Es totalmente cierto que las emisiones de CO2 son quizás el mayor riesgo que enfrenta el mundo hoy en día. Pero el análisis de Petro es completamente improcedente desde el punto de vista de la justicia social. Me explico: Un ciudadano del común en EE.UU. consume 23,1 barriles de petróleo cada año. Su contraparte en Colombia consume 2,5 barriles de petróleo por año. Mejor dicho, el colombiano común y silvestre consume solo 10% del petróleo que consume su contraparte en EE.UU.. Atado a esto, Colombia emite solo 0,37% de todos los gases que generan el efecto invernadero en el mundo.

Según el CIA Factbook, una de las mejores fuentes de información económica y social del mundo, 69% de la energía eléctrica que se produce en Colombia viene de fuentes renovables (hidroeléctricas). Solo 31% viene de productos fósiles. Y cada año el país avanza más hacia la generación incremental de electricidad vía tecnologías renovables. La literatura económica es clara en mostrar que hay una relación unitaria entre la utilización de energía y el ingreso per cápita en los países. Como decía antes, soy un convencido de que solo tenemos un mundo, y, por lo tanto, hay que cuidarlo. Pero la única forma de acabar con la pobreza es incrementando la utilización de energía en un país, este punto no tiene discusión posible. ¿No les parece totalmente injusto condenar a Colombia a ser un país pobre por siempre, cuando Colombia es un jugador marginal en el proceso del calentamiento global? ¿No es más lógico exigir que el mundo desarrollado disminuya su consumo de energía antes de que Colombia lo haga? Es que cono solo decir que hasta Jorge Robledo está diciendo que estas ideas de Petro son un peligro. Ojo con 2022.

* Jefe De Estrategia Global, XP Securities

https://www.larepublica.co/, Bogotá, 30 de agosto de 2021.

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