Y es que la orden presidencial no es distinta a que el miope e inepto ministro de Defensa sirva como agente liquidador del otrora glorioso ejército nacional, el cual ha venido sufriendo una especie de amputación interna cada vez que se expide una resolución ejecutiva para desmontar su inteligencia, su logística, su organización jerárquica y su funcionamiento operacional a tal punto de ser actualmente un cuerpo pasivo, sin dirección ni talento castrense, bastante limitado en sus tareas y despliegues tácticos, sin brújula ni mando efectivo para resolver situaciones de ataques subversivos, sin control territorial porque las estructuras criminales consentidas por Petro priman sobre los uniformados y la población civil.
Dicho de otra manera, la delincuencia y corrupción de este gobierno ha puesto en peligro la seguridad nacional simplemente para debilitar a las FFMM y avanzar en el plan socialista de la retoma de la autoridad por los guerrilleros amigos fieles del actual gobernante.
La situación es tan lamentable que hoy los propios militares no saben cómo enfrentar los grandes desafíos de orden publico donde la avanzada narcotraficante en más de 260 mil hectáreas de coca sembrada son paraísos y republiquetas intocables, donde los patrullajes aéreos ya no funcionan por falta de presupuesto y mantenimiento, donde la moral y el estado anímico de soldados y policías está por el piso al convertirse en guerreros sin lanza y sin escudo, y donde impera un mal ambiente cada vez que coroneles y generales brillantes inexplicablemente son llamados a calificar servicios para dejar a una tropa sin guía.
Para comprender esto, soló basta ver lo que ha sucedido desde agosto del 2022 cuando Petro canjeó nuestra soberanía al ELN, disidencias Farc y crimen en general en el entramado al que llamó la paz total, para vender una imagen falsa de búsqueda de paz cuando la realidad ha sido que esto era un pacto para hacerse elegir de la mano del bandidaje y posteriormente, ampliar esa alianza para debilitar las FFMM y conseguir bajo el miedo y el terrorismo en los territorios, obligar a los ciudadanos a votar por Petro o el que este diga.
De tal suerte que cada vez se fueron reduciendo las operaciones militares, fueron instrumentalizados los pueblos indígenas para que no se erradicaran cultivos ilícitos, so pena de ser secuestrados nuestros soldados en sus comunidades.
Ciertamente, en la mesa de negociación con los terroristas elenos, éstos obligaron a este mísero gobierno a que el cese el fuego fuera prácticamente unilateral para ellos seguir en sus viejas andanzas, traficando, secuestrando, asesinando soldados y civiles y avanzando en control y dominio territorial sin que los fusiles y las armas legítimamente constituidas pudieran dispararle al enemigo. Una auténtica humillación y claudicación del honor castrense y un absoluto retroceso en materia de orden publico.
Mientras el plan de desmovilización de nuestras fuerzas armadas (FFAA) continúa, el aparato corrupto petrista guarda silencio y monta cortinas de humo para distracción del ojo ciudadano. Al no poder actuar, el enemigo ha dado contundentes golpes masacrando uniformados, enlutando familias, dejando viudas y huérfanos, pero en una sociedad sin memoria, todo es paisajismo.
La última perla del agente liquidador o ministro de defensa es el de eliminar las fuerzas de tarea Omega, Hércules, Titán, Quirón y Marte como fuentes de coordinación del ejército, la fuerza aérea y la armada nacional en operaciones conjuntas. El retroceso de esta medida radica en que cada una de esas tropas ahora estarán bajo la dirección de los comandos territoriales específicos de cada institución. Mejor dicho, después de un liderazgo macro y sincronizado de estas fuerzas se pasará a una minucia minúscula sin poder de reacción y paquidérmico en toma de decisiones. Es volver al pasado remoto cuando no había ni engranaje ni organización ni mucho menos, verdadera capacidad de reacción contra el terrorismo.
Por supuesto que el sofisma distractor del repudiable mindefensa es que los cambios hacen parte de la estructuración y modernización de las FFMM. Lo que quieren en el fondo es que lo sucedido en el Cauca pase en el resto de departamentos afectados por la escalada armada de los amigos del gobierno, es decir, que los criminales se apoderen de la seguridad, locomoción y el orden publico de los territorios a cambio de votos en las elecciones del 2026. Es este el verdadero motivo de desmovilizar a la brava y con afán a nuestra fuerza pública.
Hay una especie de sinergia aceitada desde la casa de Nariño dirigida y con bastante éxito a tener un congreso comprado, arrodillado y desleal con el país, una justicia politizada e inútil que no produce resultados pero sí muchísima impunidad; una estatización total mediante reformitas dañinas y empobrecedoras, una lucha frontal contra los empresarios, la ruina del sector minero- energético, destruir lo que funciona, hacerle mérito al populismo, no presentar evidencias de lo que se dice en discursos, maltratar al que piensa distinto al régimen, perseguir a la prensa que denuncia, aniquilar los emprendimientos, destruir las FFMM y por supuesto, cogobernar con los bandidos y narcotraficantes.
Preguntas serías ¿votarán los familiares y allegados de miembros de la fuerza pública por el Claudismo/ petrismo en el 2026? Ya decían nuestros abuelos que ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver’.
¿Será que es inútil convencer a Colombia de que vea lo que no ha querido ver con la mafia petrista en el poder?