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César Salas Pérez   

¡Oh! Cuán maravillosa es la historia y la gloria del pueblo de Israel. Siempre me emociono al escribir porque detrás de estas líneas está la presencia de Dios viva en un pueblo tan sufrido como victorioso desde tiempos bíblicos hasta el presente con la guerra contra el terrorismo de Hamás, el apoyo de Irán y de otras naciones y de la geopolítica progresista que detesta a este pueblo.

Revivamos un trozo de la historia, Israel desde tiempos de Jesús de Nazareth ha tenido varios nombres, Palestina (o tierra de Filisteos), Canaá, Judea, tierra prometida, tierra santa. Pero es Israel el pueblo escogido por Dios “y al pacto que desde el principio fue incondicional con Abraham” (Deuteronomio 7: 6-8). Ahora recuerdo al sacerdote Cubillos, mi maestro de Religión en bachillerato cuando casi llorando narraba en sus estupendas clases “el pacto de alianza” entre Dios y los Israelitas. En ese relato maravilloso relucía su frase célebre “Israel fue el instrumento del señor para amar y bendecir a toda la humanidad”.

Pero la historia de Israel como Estado se inicia con su proclamación de independencia el 14 de mayo de 1948, donde horas después y como apología a la guerra en la que desde siempre ha estado expuesto, fue invadida por Egipto, Siria, Irak y el Líbano, sin embargo, también como antecedente, el pueblo de Dios siempre ha salido victorioso, pudiendo vencer en guerra a las naciones árabes invasoras, incluso, aumentando su territorio en más de la mitad, sellando a su favor dos hechos muy importantes, el primero, que la parte occidental de Jerusalén quedó0 bajo su control, y lo segundo, que EE.UU proclamó a Israel como su “ eterno aliado”. Sobrevino entonces, el odio visceral contra el pueblo judío, la ONU ha servido de garante en tratados, armisticios, resoluciones, cese el fuego, mesas de diálogo y política exterior de altísimo nivel entre países de la región confabulados, estratégicamente, para destruir a Israel.

Ciertamente, la estela de muerte que ha dejado la guerra constante contra el pueblo israelí, no se puede pasar de agache. En otro ámbito sectorial de esta próspera y maravillosa nación, ha sido y es una tierra referente de millones de turistas que la visitan año tras año, su poderoso ejército militar, su riqueza histórica y cultural, pionero tecnológico mundial y con un potencial humano de notables características.

Pero han surgido nuevos enemigos y el pasado 7 de octubre fue vilmente atacado por el grupo terrorista Hamás, seguramente patrocinado por el conocido “eje del mal” Rusia, China e Irán, ocasionando miles muertes de personas y familias ajenas a cualquier actividad bélica. Es el peor ataque en toda su historia, donde hay secuestrados, desaparecidos, mujeres violadas, niños y jóvenes maltratados, ancianos despreciados y miles de relatos conmovedores de aquellos que sobrevivieron de la barbarie en aquel nefasto día que jamás olvidarán las víctimas, los ciudadanos israelíes, su institucionalidad y el mundo medianamente civilizado.

Entonces, ante tan doloroso y cruel ataque, ¿acaso no es válida la legítima defensa israelí proclamada en el derecho internacional humanitario (DIH)? ¿Quiere entonces el comunismo/ progresismo mundial que Israel se quede cruzada de brazos ante los sistemáticos ataques y mejor que busque la paz en la región dialogando estérilmente con terroristas dogmáticos y fanáticos o con estados que los patrocinan?

Realmente, lo mío es la evidencia comprobable y qué mejor que los lectores sepan el por qué facciones terroristas atacan al pueblo de Dios. Mencioné el “eje del mal”, pues bien, Irán, es un patrocinador de Hamás, y al eje diabólico en pleno le conviene desestabilizar la nación con miras a que su política internacional dé un giro radical y que la ciudad sagrada de Jerusalén sea recuperada política y territorialmente en su totalidad por los palestinos ya que como lo mencioné, Israel gobierna la parte occidental y la considera como su histórica capital y sagrada tanto para musulmanes, cristianos y judíos. Mientras que los palestinos, lo hacen en la parte oriental. En resumidas cuentas, los palestinos quieren a Jerusalén para proclamarla como su capital y qué mejor que los terroristas de Hamás contribuyan sangrientamente en este desmedido e injustificado despropósito.

Cabe aquí una pregunta clave y no es otra distinta. Entonces, ¿qué quieren obtener de Israel los genocidas paramilitares de Hamás? ¡Simple! Crear un estado palestino fundamentalismo islámico para controlar plenamente toda la ribera occidental del Jordán y la ardiente franja de Gaza, proclamando el nacionalismo islámico y Yihadista. En sus cuentas está pasar de 30.000 uniformados a controlar millones de personas.

Entendido este contexto, podremos comprender por qué hay tanto idiota e ignorante que aún no condena públicamente la toma sangrienta de Hamás en octubre, Colombia, y su desgobierno no lo ha hecho. Una de las teorías más fuertes es que ¡terrorista apoya a terroristas! Puede ser. De los mismos creadores de “la paz total” por allá en Colombia, solo hablan de que Israel se ha dedicado a matar civiles inocentes, que dizque las mansas palomas del grupo genocida Hamás luchan por sus ideales y están es buscando la paz entre los pueblos. Que la felicidad consiste en la paz mundial, así se bombardeen a civiles israelíes porque sus muertos no interesan.

Particularmente, mi formación, creencias y principios me ponen del lado correcto de la historia, proclamando humildemente larga vida y admiración por la gloria del pueblo de Israel, por su gente y por la fe inquebrantable de su esencia que data desde tiempos bíblicos hasta hoy. Ahí si como le escuché recientemente a alguien decir en una panadería refinada de mi ciudad: “Mientras en lo profundo del corazón palpite un alma judía, y dirigiéndose hacia el oriente, un ojo aviste a Sion”. Fuerza pueblo de Dios, Colombia y su gente están contigo.

 
Publicado en Columnistas Regionales

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