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César Salas Pérez   

O se unen o les gana Petro. Así de simple. Es urgente la convocatoria de una gran alianza antisocialista. Ya no se trata de egos personales, ni de luchas por colores o partidos; es la democracia, la libertad y la institucionalidad las que están en juego.

Abiertamente el señor Petro viene lanzando globos cargados de neocomunismo, donde les dice a los empresarios que los va a aniquilar, a los propietarios, que los va a expropiar, a los creyentes, que acabará con los credos y templos de fé y oración; recuerden ustedes que el Marxismo dice que la religión “es el opio del pueblo”, en el sentido de promover la aceptación pasiva del sufrimiento en la tierra con la esperanza de la recompensa eterna. Por lo tanto, el marxismo- Leninismo aboga por la abolición de la religión y la aceptación del ateísmo.

El ex guerrillero fue claro, ¡la fe se acaba! El partido comunista, los ideales subversivos, la desecha revolución y el progresismo, serán la nueva religión.

El sector petrolero que representa las mayores ganancias para el estado colombiano está notificado que, de ganar la presidencia, se suspenden los contratos de cualquier tipo de exploración de yacimientos. Al populista nada le importa, sabe que su tiempo o es ahora, o no es nunca. Se le olvida que esta industria es la principal fuente de ingresos corrientes para la nación, representado en regalías, renta, transferencias directas de Ecopetrol a la Nación. Adicionalmente a esto, el sector petrolero es el principal exportador, líder en materia de inversión extranjera. Lo que no le ha dicho al país es cómo va a recuperar los más de US 4.500 millones de dólares en inversión de los casi 40 contratos que recientemente se han firmado para la exploración de hidrocarburos. Además, esta poderosa industria equivale al 4% del PIB.

Será que el dinero del narcotráfico de sus amigos disidencias Farc, ELN , Venezuela y bandas criminales irán a donar a una gran bolsa comunista el equivalente a esta fortuna legal. Una mente afanada de poder solo puede manifestar locuras, el peligro es que existan millones de incautos dispuestos a avalar semejantes despropósitos.

De locura en locura su discurso se fortalece. Sus expresiones cuando se refiere a elecciones en el continente como de “superar las dictaduras bananeras en la región” alimenta el odio y el resentimiento ciudadano. Si entendiera que esas narcodictaduras que le achaca a gobiernos de derecha se ven plasmadas en la Venezuela, Cuba, Nicaragua y Perú neocomunistas, no afirmaría semejantes exabruptos.

Mientras todo eso acontece en la tolda diabólica de la izquierda con 7 años de intensa campaña política y dos derrotas presidenciales encima, en los terrenos de la derecha parece no despegar “el gallo” que enfrente al Leviatán destructor.

Medir la cohesión al interior de un gran proyecto político de país está en veremos.

Mientras el tiempo avanza, las listas a congreso se van configurando, pero no hay nombres fuertes que enamoren al electorado.

Los que quieren llegar a refrescar la política no son bienvenidos. Por ejemplo, en el partido gobiernista María Fernanda Cabal lo intentó y extrañamente perdió la encuesta.

Lamentablemente, la derecha le sigue apostando a la herencia del poder más que a las semillas germinadas de poder.

Lo único que garantiza enfrentar con altura el neocomunismo en la elección presidencial del 2022, es una gran alianza antisocialista no exclusiva de los partidos tradicionales, ni del partido de gobierno, ni de los independientes y los cristianos, sino de una alianza que despierte un sentimiento nacional que convoque a despertar a los abstencionistas e indecisos. Los primeros, con una expectativa de algún día sufragar por ideas, y los segundos, a decidirse por nombres rectos, dignos y con moralidad y ética suficientes para gobernar.

El país está cansado de escuchar los mismos nombres de siempre aspirando a los mismos cargos de siempre, con la alternativa del “en cuerpo ajeno”.

Este tiene que ser el debate integrador de la mujer colombiana, la juventud, las víctimas, el campesinado, el pobre y excluido; este debe ser el gran debate que le dé alternativas a los estudiantes, al desempleado, de quien no pudo alcanzar una pensión por vejez; una gran alianza que ponga a pensar a los familiares de los integrantes de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para que despierten y se integren masivamente a defender con honor a sus familiares a quienes poco o nada les reconocemos su valor por defendernos de la violencia y el terrorismo.

La gran alianza antisocialista debe permitir que los sesgos ideológicos de derecha y los apellidos históricos de siempre manchen el proyecto de unión y  patriotismo que está en la obligación de sumar y no de restar adeptos, militantes y votantes.

Debemos comprender que la amenaza comunista es real, está viva y avanza a pasos agigantados. Ellos tienen secuestrada la justicia, los medios de comunicación, la academia, los gobiernos territoriales y Alcaldías de las principales ciudades del país. Van por todo así les toque aplastar a quien se les atraviese.

El proyecto socialista no es de ahora, lleva años germinando y aflorando en toda América. En sus garras feroces han caído la Argentina, Chile, México. El progresismo se tomó increíblemente a los Estados Unidos, el padre del capitalismo. Solo les falta Colombia. Por eso querido lector, cuando te hablen de la Paz de santos, inmediatamente sospecha ya que por ese acuerdo de impunidad y lavado de activos fue que se implantó el neocomunismo en el país como teoría de poder.

Colombianos, esta es la alternativa que tenemos los que aún creemos en la democracia y la libertad, unirnos en torno a una gran alianza antisocialista que enfrente y derrote al candidato que en su juventud y madurez hizo parte de un grupo terrorista y que en su vejez ahora se proclama el padre de la moral.

Publicado en Columnistas Regionales

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