Columnistas Nacionales
Luis Guillermo Echeverri V.*
Documento de reflexión dirigido a líderes empresariales y trabajadores de Colombia.
Eduardo Mackenzie*
No fue Marian Schuegraf, la embajadora de Alemania en Colombia, quien respondió a mis glosas a su declaración de que “Los nazis no eran socialistas”. En mi nota insisto en que, por el contrario, y según los hechos históricos, el comunismo y el fascismo son hermanos gemelos, son dos doctrinas que “comparten rasgos comunes, desde el punto de vista ontológico e ideológico”. En mi opinión, esos totalitarismos, “sin ser idénticos, comparten el hecho inaudito de haber implantado dos sistemas criminales de gobierno basados en la violencia y en la destrucción en masa”. Dije que el socialismo “fue el caldo de cultivo de donde nacieron dos mesianismos que, en el siglo XX, estuvieron a punto de destruir la civilización humana”.
Carlos Salas Silva
Desde el comienzo del mediocre gobierno de Gustavo Petro hemos visto cómo los mayores detractores a su gestión han surgido de su mismo bando, de aquellos con los que comparten afinidades políticas y de idiotas útiles, como es el caso de Benedetti; cosa que no nos debe sorprender porque son quienes guardan sus secretos más oscuros y los conservan como tabla de sobrevivencia así hayan pactado su silencio. Stalin o Castro acostumbraban realizar limpiezas frecuentes en su entorno para garantizar la permanencia en el poder borrando, de paso, testimonios que les podrían ser incomodos. Petro, muy previsivamente, envió a dos de sus principales idiotas útiles como embajadores, a uno le reservó la de Londres y al otro, con torpeza, la muy poco atractiva de Caracas creyendo que si los mantenía lejos del gobierno se evitaría futuras molestias. El tiro le salió por la culata cuando en uno de sus acostumbrados desplantes dejó esperando al embajador Benedetti sentado en una incómoda silla y durante horas pasando, me imagino, una terrible resaca, lo que le sacó la piedra y de qué manera.
Ariel Peña
Al igual que Hugo Chávez en Venezuela, quien manifestó al comienzo de su gobierno que “la revolución no necesita de los sindicatos”, el presidente Gustavo Petro hace pocos días dijo: “Dónde están los trabajadores en la calle, que el primero de mayo, si, el primero de mayo siempre salen como ir a misa los domingos, pero se está debatiendo el futuro laboral de millones de personas y dónde están esos millones de personas”; con esas expresiones se puede deducir que el gobierno reconoce que han fracasado las movilizaciones a favor de las reformas; sin embargo el presidente porfiadamente invita a marchar junto a él, este próximo 7 de junio, no obstante los fiascos de las pasadas movilizaciones gobierneras.
Alfonso Monsalve Solórzano
Ayer dijo el presidente Petro en Cartagena que “…no se puede construir una nación sin ética ni principios, sin saber por qué peleamos, por qué arriesgamos la vida, por qué nos esforzamos, por qué estudiamos, por qué nos sacrificamos, por qué vivimos”.
Darío Acevedo Carmona
Sin duda, el presidente Petro ha demostrado una gran destreza en imponer su agenda al país. En un régimen presidencialista como el nuestro, cabe esperar eso de su primer mandatario, y, a decir verdad, es lo que viene ocurriendo entre errores y desaciertos, incoherencias, distorsiones, falsedades, amenazas y su apego literal a un libreto que, bajo el nombre de reformas, lo real es que se propone instalar un proyecto de corte revolucionario, populista y muy inclinado a la extrema izquierda.