En honor al físico James Prescott Joules se denominó efecto Joules al “fenómeno irreversible por el cual si en un conductor circula corriente eléctrica, parte de la energía cinética de los electrones se transforma en calor debido a los constantes choques que sufren con los átomos del material conductor por el que circulan, elevando la temperatura del mismo”. Este principio explica el funcionamiento del fusible eléctrico, un dispositivo suicida diseñado para que ante un aumento de la corriente, se funda e impida que la sobrecorriente continúe por el circuito y llegue a elementos o componentes de alto valor.
En las estructuras organizacionales también se usan fusibles, con la diferencia que no es un filamento o lámina de metal la que se funde, sino algún funcionario a quién se le “quema” y luego se le cambia por otro, para que un “error” no evidencie o ascienda a la cúspide de la pirámide organizacional. Pero suele haber una diferencia entre el escenario de los circuitos eléctricos y el de las organizaciones, especialmente las gubernamentales porque en el primero la sobrecorriente proviene del exterior del sistema, en cambio en las estructuras gubernamentales el problema proviene del interior y frecuentemente desde la cabeza de la organización, que al equivocarse canaliza la culpa hacia un subordinado para que no se vea que el volcán arde por el cráter superior sino que es un sismo con una fumarola lateral.
El nefasto gobierno actual que avanza eficazmente en convertir a Colombia en un Estado fallido, y si no me creen esperen las plagas destructivas que tendremos en el 2025 y continuarán luego del 2026 si todavía siguen creyendo que en las elecciones de ese año se contarán bien los votos, es una organización siniestra constituida por cleptómanos marxistas con ánimo de lucro, que por su afán y desmesura de volverse inmensamente ricos de cuenta de los bienes públicos pagados con plata de los ciudadanos idiotas que todavía creen que el problema se reduce a aguantar menos de “dos añitos”, terminan siendo incapaces de ocultar todas sus fechorías que salen a la luz pública, no por culpa de los medios, sino por la incontenible codicia de esa tribu ratonil que ya también infestó a una parte importante del legislativo y del judicial.
A diferencia del circuito eléctrico, la sobrecorriente no viene del exterior sino de la cabeza de la pirámide organizacional, que elige a sus funcionarios no por criterios técnicos, pertinencia o experiencia, sino por su nivel de complicidad, en donde todos recibirán su tajada y la única advertencia es que roben unidos o al menos no se roben unos a otros.
La semana anterior el jefe de la tribu dejó derretir al fusible en el Ministerio de Hacienda, supuestamente manifestándolo con mucha tristeza en uno de sus mensajes en la red X, que son muestras contemporáneas de lo que Winston Churchill dijo sobre Ramsay MacDonald: “Tiene el don de comprimir la mayor cantidad de palabras en la menor cantidad de pensamiento”.
09 de diciembre de 2024.