Pocos saben más de negociación en este país que José Ignacio Tobón López. Uno de sus brillantes libros se titula “Negociando con un H.P. sin morir en el intento. Kit de supervivencia” en el que se describe a un tipo de H.P. que él llama el “negociador soviético”, que puede describirse así. Imagínese que un atracador le quita su billetera, lo que es un delito, usted se indigna, reacciona e intenta enfrentarlo, pero el hampón está armado. Cuando el asunto se está poniendo ruidoso, el asaltante le plantea una alternativa diciéndole que pelear es muy feo y que la paz es lo mejor, (la lógica de los apaciguadores) y que él quiere “negociar” y generosamente aportará algo, en este caso su billetera, y por lo tanto usted debe corresponder tanta benevolencia poniendo algo de su parte, como por ejemplo la mayoría del dinero que había en la billetera. El ladrón se inventa gratis una “moneda de cambio” inexistente, y usted tiene que entregar sus monedas, reales y ganadas trabajando.
Algunas personas, gobiernos y gremios, confunden la paz con el apaciguamiento, y les resulta imposible entender que la “extorsión” no es una “negociación”. Lastimosamente eso parece haberse vuelto un paradigma en este país, lleno de gente sin principios que en vez de carácter lo que tienen son rodilleras.
Las Farc encontraron un traidor que aceptó, violando la constitución y el resultado del plebiscito, la extorsión en la que quedarían sin condena judicial, con sueldos de congresista y sin reparar víctimas, supuestamente a cambio de no volver a matar, secuestrar y violar niños. Cosa que no sucedió. Pero finalmente el gobierno se mostró mundialmente como un “negociador” y la sociedad comenzó a creer que los culpables de la violencia éramos las víctimas y no los victimarios.
Hace poco, un gobierno, con pensamiento de guerrillero, quebró a las EPS, y como el de la billetera, ellas se quejaron y patalearon, pero al final aceptaron ser robadas y aceptaron como consolación la promesa de ser “gestores de salud”. Pero se consideran “negociadores” y la sociedad empieza a creerse el cuento que el sistema de salud era malo y había que destruirlo.
Pasó lo mismo con los fondos de pensiones, los amenazaron con la pistola de los pilares hasta cuatro salarios mínimos, un atraco a mano armada, patalearon, pero al final aceptaron la extorsión apoyada por los mercenarios que dominan el Congreso, y les dieron de carnada un aumento de comisión. Al final aceptaron la extorsión, aunque se sienten grandes negociadores, y la sociedad empieza a creerse el cuento que el problema pensional era el sistema actual y había que destruirlo.
La semana anterior los “mansos” de Asobancaria fueron extorsionados con expropiar el dinero de los ahorradores en los bancos, lo que es un delito, pero finalmente aceptaron que no les quitaran la billetera a cambio de que el gobierno les dijera “a quién debían entregar el dinero de todos”, y se tragaron el cuento que ya no eran víctimas de extorsión sino “socios estratégicos” de la recuperación de la economía, que no está colapsando por falta de crédito.
02 de septiembre de 2024