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Ernesto Macías Tovar                         

No se puede esperar algo bueno de quien nunca ha sido capaz de ofrecerlo. Cuando una persona tiene los valores invertidos o los pierde, eso se convierte en parte de su identidad; pero si se trata de un funcionario del Estado, representa a la nación y debe comportarse en consecuencia. Desde el primer día, los funcionarios del actual gobierno han demostrado no comprender la magnitud de su representación y se comportan como una secta política que se cree por encima de la Constitución y de la ley, encerrados en una burbuja de soberbia.

En medio de los diálogos interminables y sin rumbo que Gustavo Petro ha diseñado con organizaciones narcoterroristas, como las Farc, que estratégicamente aparentan estar anarquizadas, la conducta del comisionado de Paz Otty Patiño, quien aún tiene su corazón en el desaparecido M-19, no es el del funcionario del Estado representando a los colombianos, sino el de un defensor de quienes persisten en actividades criminales, incluso de aquellos que firmaron el acuerdo con Santos solo para incumplirlo inmediatamente.

Patiño, actuando más como típico vocero del actual gobierno que de los colombianos, ofreció disculpas a las Farc y a su cabecilla alias “Iván Márquez” en Venezuela, donde se refugian esos bandidos, por la muerte de algunos de sus integrantes en Nariño. El Comisionado de Paz se mostró enojado, acongojado y afectado porque el Ejército había dado de baja a varios de esos criminales. Y les pidió perdón, casi de rodillas, sin mediar orden judicial.

El funcionario no solo calificó de “fatídico” que el Estado hubiera abatido a miembros de las Farc, sino que Petro, su ministro de Defensa y, peor aún, “el alto mando de las Fuerzas Militares”, según afirmó, estaban de acuerdo con él. Añadió que “el gobierno de los colombianos maltrató la confianza” con esos bandidos y pidió investigar la muerte de aquellos subversivos; en otras palabras, pareciera que les saliéramos a deber. ¿Acaso Patiño pretende que los colombianos estemos de acuerdo con sus aberraciones y digamos: ‘perdón, honorables criminales’? Por supuesto que eso nunca va a suceder; los funcionarios de Petro piensan una cosa y la gran mayoría de los ciudadanos pensamos muy distinto.

Lo que están haciendo no solo es delicado, sino una vergüenza. Desde el primer día han debilitado a la Fuerza Pública y la han sometido a la más penosa humillación frente a los delincuentes. Incluso, les quitaron el combustible necesario para operar. Petro ha sido deliberadamente permisivo con las organizaciones criminales, todas narcotraficantes, bajo la sombra engañosa de unos diálogos diseñados para perdurar en el tiempo sin llegar a ningún acuerdo. Y se inventa ceses al fuego “bilaterales” que solo hacen cumplir la Fuerza Pública.

Las Farc, que no han cesado de delinquir, no respetaron los acuerdos que firmaron, los cuales establecen que quienes incumplieran lo pactado perderían todos los beneficios. Es decir, pactaron que la reincidencia impediría nuevos acuerdos; pero a Petro tampoco le importa, porque cree estar por encima de la ley. Y su comisionado Patiño además dijo que no descarta manosear la Constitución para beneficiar a las Farc y al Eln, y algo más; “ahí vamos viendo” dijo el funcionario.

Pues a los colombianos no nos gusta lo que estamos viendo y tenemos la obligación de reaccionar dentro de la institucionalidad. Y apoyar a la gran mayoría de los integrantes de la Fuerza Pública que también están indignados.

28 de junio de 2024.

Publicado en Columnistas Nacionales

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