Facebook

     SiteLock

Última hora
A Petro no le luce mentir - Domingo, 16 Junio 2024 02:38
Oposición y control político - Domingo, 16 Junio 2024 02:36
La evaluación docente - Domingo, 16 Junio 2024 02:34
Precisiones al Presidente - Domingo, 16 Junio 2024 02:28

Eduardo Mackenzie   

En la interesante entrevista de Vicky Dávila con Álvaro Leyva Durán hay muchas cosas que merecen un análisis. Tomemos dos o tres puntos secundarios, antes de ir al problema de fondo. Leyva, por ejemplo, se autodefine como un “hombre libre”. ¿Lo es realmente? Durante décadas él fue el principal agente de influencia de las Farc en Colombia, el gran inventor de recuerdos, quien ideó el encuentro de Caquetania entre Andrés Pastrana y Tirofijo --que abrió el camino a la desmilitarización del Caguán y a la ampliación de la capacidad narcoterrorista de las Farc--. Leyva en 1988 fue acusado por la Fiscalía de haber recibido un cheque de 80 mil dólares de una red. Luego que no venga ahora a desplegar ese autobombo como si el país no lo conociera, como si Colombia no tuviera memoria.

En la entrevista con Vicky Dávila, Leyva deja ver que está metido en aprietos: no logra convencer ni al mismo Petro de que el acuerdo Santos-Farc de 2016 dicen lo que Leyva dice. Leyva estima que el expresidente Santos y el exministro Humberto de la Calle Lombana, y otras personalidades, no sabían qué había en el acuerdo final de La Habana. Leyva trata de ridiculizar a JM Santos diciendo que firmó un texto que no había leído. Acusa a Humberto de la Calle de haber “olvidado” decirle a Santos que él, De la Calle, era el “autor de esa norma que dice que definitivamente hay que convocar a una constituyente”. 

Obvio, nadie sabía de esa página pues ésta no hizo parte del acuerdo final. Leyva dice que las personalidades que hoy repudian con fuerza la intención de Petro de convocar, por decreto, una constituyente motivada en el viejo pacto de La Habana “ignoran el derecho” y son el “sindicato del pasado”. Al expresidente Santos le lanza furioso: “Si tiene un Premio Nobel, que se vaya a Ucrania”. Leyva exhibe un temperamento brutal y rencoroso.

Veamos los tres puntos más importantes de esa entrevista.

En el acuerdo final, fechado el 24 de agosto de 2016, de 297 páginas, no aparece, en ninguna parte, la frase que cita Álvaro Leyva. Este pretende que ese párrafo está localizado en “la introducción” del acuerdo. ¿De qué habla? En la página 8 de la Introducción no hay la frase que Leyva pretende venderle a Petro. El acuerdo final, en su versión oficial, tiene una introducción y un preámbulo. En ninguno de esos dos títulos aparece la frase sobre la constituyente obligatoria y las otras babosadas que Leyva Durán pretende hacer valer, como la frase de Norberto Bobbio, el sostén filosófico de los marxólogos italianos de los años 1980, según la cual los “tratado de paz son más duraderos que las Constituciones”.

Pienso que Leyva u otra persona redactó el texto que Leyva insinúa. Parece que él le mostró a Semana una página, sin firmas, que trata de mostrar como la “prueba” de que el acuerdo de La Habana, que él toma como un tratado de paz, doblegaría a la Constitución. Observo que Leyva habla siempre del “acuerdo final” de 2016. Él no se refiere al acto legislativo del 11 de mayo de 2017 que retoma, el 24 de noviembre de 2016, después del triunfo del no, algunos aspectos del acuerdo de La Habana. 

El documento de 297 páginas que difundió el gobierno de JM Santos y que los colombianos estudiamos antes de votar en el referendo nacional del 2 de octubre de 2016, no incluye la página que exhibe Álvaro Leyva.

Es pues un documento falso o es un agregado secreto. Y si fue secreto no tiene validez pues no hizo parte de los criterios que jugaron para que el referendo de 2016 fuera aprobado o negado. Lo más importante: los colombianos rechazaron ese acuerdo con las Farc el domingo 2 de octubre de 2016. El presidente Juan Manuel Santos reconoció esa derrota y dijo entonces: “Soy el primero en reconocer el resultado”.

El 18 de julio de 2016, la Corte Constitucional aprobó la realización de un referendo nacional que validara o no el acuerdo con las Farc. Los artículos de prensa del 2 de octubre, y de los días y semanas subsiguientes al triunfo del no, no mencionan el tal párrafo que Leyva cree que hubo. No hay pues rastro alguno de ese texto. Ese asunto respira la amalgama y la engañifa.

Para ir más lejos en la reflexión admitamos que en esa entrevista se perfilan dos hipótesis, dos supuestos no confirmados:

1.- Primera hipótesis: la página que Leyva invoca es un texto falso, redactado después del acuerdo. Es un apócrifo ulterior o un texto anterior sacado de contexto (1) que el exministro Leyva invoca para inducir en error a Colombia y embolatar al mismo Gustavo Petro, quien tampoco parece haber visto esa página antes pues, que yo sepa, él nunca habló de eso durante su larga carrera de agitador político.

Por otra parte, ninguno de los expresidentes que se pronunciaron en estos días contra la tentación de Petro de convocar una constituyente de bolsillo, basada en el presunto parágrafo que Leyva saca del cubilete, recuerda ni reconoce que hayan visto ese párrafo.

Leyva le dijo a Vicky: “Pensé que ese párrafo que le estaban presentando a De la Calle lo iban a dejar por fuera (del acuerdo de paz), y no, lo dejaron por dentro. Yo soy testigo”. Leyva dice tener buena memoria, pero aquí se le acabó la memoria: no da la fecha, ni el lugar, ni los nombres de quienes le propusieron a De la Calle ese texto, que de la Calle habría rechazado por aparecer allí un elemento exótico, el de cerrar la capitulación de La Habana mediante una constituyente. Todo lo que dice Leyva a Semana sobre ese punto es impreciso, incompleto, a medias, cojea y, sobre todo, omite los nombres de quienes habrían participado, según él, en esa intriga. ¿Por qué?  

2.- Segunda hipótesis: es un acuerdo pactado, pero secreto. Si fue secreto ese texto no tiene valor, pues no fue incluido en la versión oficial que publicó el gobierno colombiano antes del referendo. Yo tengo las versiones firmadas por Iván Márquez y Humberto de la Calle, entre otros negociadores, que el gobierno iba difundiendo a medida que avanzaban las negociaciones en Cuba. Tengo también la versión final oficial, que consta de 297 páginas y está fechada el 24 de agosto de 2016. Allí esa página, esas presuntas frases sobre una constituyente sin intervención del Congreso, no aparecen. Luego tuvo que ser un acuerdo no entre los negociadores sino entre las Farc y una parte restringida de negociadores, a espaldas del total de negociadores y del mismo presidente Santos. En la entrevista con Vicky aparece esa posibilidad: que hubo un texto secreto que impulsaron las Farc y solo ellas. Este detalle aparece en la entrevista con Semana, pues Leyva dice: “Ellos creen en lo que el señor De la Calle introdujo, porque fue iniciativa de ellos (de las Farc)”.

Se podría deducir que las Farc convencieron a Humberto de la Calle –detalle que él niega--, de que manejara esa página secreta de suerte que la opinión pública ignorara ese detalle crucial para que no se asustara, para que, además, la prensa, la oposición y los juristas y los constitucionalistas en general y las Cortes en particular, respetuosas de la Constitución, no vieran semejante mico, ese elemento arbitrario y, sobre todo, para que ese elemento no avivara el rechazo de los votantes y poder ganar el referendo. Fue un texto unilateral, no publicable y no publicado.

En todo caso, esa página, publicada o no, secreta o no, inventada o no, carece de legitimidad y no es vinculante. Colombia rechazó el acuerdo final en el referendo nacional del 2 de octubre de 2016.

Leyva repite, por otra parte, la teoría desueta de que existen instancias internacionales, organismos satélites, que nadie ha elegido y que activistas desarrollaron hasta crear una especie de imperium juris sobre las Constituciones de países que acogieron ese artefacto. Es la autoritaria teoría que, entre nosotros, sigue un exfiscal marxista, Eduardo Montealegre, que parece estar atrasado de noticias: una parte del mundo libre nunca aceptó esa deriva y la otra se aparta hoy con razón de esa deriva.

3.- Lo más llamativo ahora es que los que llevaron ese documento a Nueva York se burlaron de Naciones Unidas. Probablemente incluyeron esa página que no había sido conocida por los colombianos antes del referendo de 2016 y le hicieron creer a Naciones Unidas que esa página hacía parte del mamotreto definitivo publicado. La dejaron por dentro quizás, pero sin decir que había sido un texto secreto. Fue pues un párrafo que el país no conoció y que le entregaron a Naciones Unidas como auténtico. Le metieron gato por liebre a la ONU. “Pensé que ese párrafo que le estaban presentando a De la Calle lo iban a dejar por fuera (del acuerdo de paz), y no, lo dejaron por dentro. Yo soy testigo”, le dijo Leyva a Dávila.”  Es obvio: fue una hábil e insidiosa maniobra de última hora.

Leyva quizás teme ahora que en Naciones Unidas se den cuenta de ese subterfugio. Como ese tema salió ahora, gracias a los debates actuales, los manipuladores podrían tener problemas por esa operación.

(1).-Por los elementos de lenguaje que contiene, la página que aportó Álvaro Leyva a Semana parece venir de otro episodio pues evoca hechos similares a los de la desmilitarización del Caguán y a las inútiles conversaciones de tres años de las Farc con el gobierno de Andrés Pastrana.

Publicado en Columnistas Nacionales

Compartir

Opinión

Nuestras Redes