La argumentación “histórica” del imperialismo ruso consiste en decir que, tras la disolución de la URSS, que culminó con la independencia de las quince repúblicas de la ex Unión Soviética, entre el 11 de marzo de 1990 y el 26 de diciembre de 1991, los países “independientes” firmaron su adhesión a otro tipo de asociación federativa de países, en mayo de 1992: la llamada Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la cual reemplazó al Pacto de Varsovia. Ellos aceptaron que Rusia construyera bases militares en cada uno de esos países para disuadir a las fuerzas occidentales de agredir a la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y, sobre todo, para impedir salir de ese nuevo sistema a los países miembros. Y comenzaron a realizar maniobras militares conjuntas. El gran temor de Moscú era que los países del CEI lograran un día conquistar su independencia y autonomía respecto de Moscú. Tales países no podrían desde luego ingresar a la OTAN. Dos integrantes, Azerbaiyán y Georgia, después se retiraron de la OTSC.
Lo interesante es que Ucrania no ingresó a la OTSC, ni firmó el tratado respectivo, para no enajenar la independencia que ya había alcanzado cuatro meses antes de que la URSS dejara de existir, el 24 de agosto de 1991. Ese día la República Socialista Soviética de Ucrania cambió su nombre a Ucrania.
El autor del artículo retoma la propaganda rusa. Esta oculta que Ucrania fue atacada e invadida ilegalmente tres veces por Rusia, primero en noviembre de 2013 con la invasión de Crimea, en abril de 2014, con la invasión rusa de la provincia ucraniana del Dombas, y el 24 de febrero de 2022 con la invasión por el sector de Melitopol y Soumy de Ucrania por el Ejército ruso. Putin ordenó esas invasiones porque considera que Ucrania es una simple región de Rusia que tiene, además, según él, un gobierno “nazi”. Putin no invocó lo que el autor sugiere sobre la creación de la OTSC. El autor oculta en su largo texto esos hechos de guerra y las verdaderas motivaciones que tuvo y tiene Moscú al desatar y proseguir la guerra de tierra arrasada contra Ucrania.
El texto insulta a Ucrania y a los países que la apoyan en su resistencia heroica contra el agresor ruso diciendo que éste es el “bueno” del episodio, y que Ucrania y los países que la ayudan en su lucha contra Rusia, son los “malos”, los que originaron esa guerra, que son falsos pacifistas “que quieren mantener a Ucrania condenada a una guerra financiada por otro”. El autor no dice quién es ese “otro” pero insinúa que “un individuo pacífico [¿Donald Trump?] está determinado a ponerle fin a semejante atrocidad, y podrá hacerlo, pues su poderío y capacidad bélica no podrá ser desafiada ni por los pacifistas europeos, ni por Rusia”.
Lo cual no es muy lógico si se tienen en cuenta los hechos. El “otro” sin nombre que invoca el autor del texto no es otro que el gobierno norteamericano que ha sido hasta hoy el mayor sostén financiero y militar de la resistencia ucraniana, junto con la mayoría de los gobiernos de la Europa liberal.
Sin embargo, ante el dramático viraje que dio sobre Ucrania y Europa, la Casa Blanca el 28 de febrero pasado, es válido preguntarse si la potencia estadounidense logrará impedir que la Rusia de Putin cese su agresión y respete durablemente las fronteras que tenía Ucrania en noviembre de 2013.
(*).- https://lalinternaazul2.wordpress.com/2025/03/12/quot-pertinet-tragedia-en-ucrania-las-guerras-las-terminan-los-pacificos-no-los-pacifistas/