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Siguen inflando las cuentas bancarias de la marxista Mazzucato

Juan David Escobar Valencia

La Mazzucato reniega del capitalismo y la plusvalía ajena, pero no de la suya, porque no debe repartir entre los pobres sus honorarios.

Desde el colapso de la URSS y la recurrente demostración que el comunismo es una propuesta errónea, con fallos y vacíos conceptuales monumentales que garantizan un empobrecimiento mayor de los pobres que en el discurso dicen defender, los creyentes de la más utópica de las propuestas de la historia han tenido décadas difíciles. Mencionaré solo dos de sus angustias.

Tras semejante fracaso, buscaron cómo aliviar el trauma que produce la peor de las crisis que alguien pueda tener, una crisis ideológica, porque como dicen los psicólogos, es una crisis de “sujeción” al no poder seguir estando sostenidos por, o sujetos a, algo que resultó ser un fraude y una mentira. Si el ego del marxista permitiera recuperar la dignidad luego de enterarse de haber estado equivocado y engañado por una propuesta falazmente superior en términos morales, tal vez sería capaz de reconocer su error. Pero como el comunismo mata las neuronas, sus seguidores, especialmente los comunistas de caviar, buscaron nombres nuevos para su militancia, porque continuar declarándose como marxistas en público era la forma segura de verse como tontos. Por eso hemos visto la aparición de otros calificativos como “progresistas”, preferiblemente perfumados de “fundambientalismo”, ya que como las papayas “verdes”, ocultan su rojizo color interno.

La otra inquietud era buscar nuevos “pensadores” que reencaucharan al marxismo, pero no vestidos de uniformes verde oliva con estrellas rojas, sino disfrazados de “yuppies” que viajan en primera clase, calzados por Ferragamo y cobrando en dólares las conferencias dictadas a los afligidos creyentes del desaparecido paraíso marxista. Por eso siguen engordando sus cuentas bancarias el seudofilósofo Kohei Saito y seudoeconomistas marxistas como Piketty, los falsos profetas del “decrecimiento económico” como Jason Hickel y Tim Jackson, y ahora la Mazzucato, para que no digan que no hay igualdad de género, que no abren la boca por menos de 20.000 dólares.

Provoca risa y desaliento ver a tantos aparentemente educados, muchos graduados de economistas, descrestados con la neomarxista de tacón alto que maquilla las fracasadas ideas de Carlitos mejor que lo que ella se maquilla. Camuflando las ideas del marxismo del control absoluto de todo y de todos y asignándole al Estado una presunta superioridad sobre la iniciativa privada para innovar y generar riqueza, sin evidencia empírica que respalde sus propuestas pues sus ejemplos son solo excepciones y no reglas, pretenden hacernos creer que Johan Norberg se equivoca cuando dice que: “los gobiernos son malos eligiendo ganadores, pero los perdedores son buenos eligiendo gobiernos”. La Mazzucato reniega del capitalismo y la plusvalía ajena, pero no de la suya, porque no debe repartir entre los pobres sus honorarios. Recientemente publicó “otro” lamentable libro en el que despotrica de las empresas de consultoría, pues según ella son estafadores que vuelven a los gobiernos más ineptos. Pero lo realmente malo de dichas consultorías es que no es a ella a quien contratan, como la consultoría al gobierno colombiano de $4.800 millones que no pudo cuajar el año pasado.

“Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus” (“Los malvados difícilmente se corrigen, y es infinito el número de los tontos”).

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 12 de febrero de 2024.

Publicado en Columnistas Nacionales

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