Se equivocaron aquellos que pensaron hace unos días que Petro había entrado en razón y que ahora sí iba a disponerse a escuchar, a dialogar, a acordar, a hacer concesiones, a respetar las ideas ajenas, en fin, a actuar como un presidente democrático y no como se ha mostrado: caprichoso, soberbio, ensimismado y con actitudes autoritarias. Vana ilusión.
Aunque solo fue ayer, ya nadie se acuerda de la reunión de Petro con un selecto grupo de empresarios (eso sí, excluidos los paisas), como paso inicial para dizque llegar a acuerdos y consensos nacionales. Al no convocarla ninguneó y desconoció de contera a toda la institucionalidad gremial mucho más representativa, obviamente, del estamento económico y empresarial del país. Con unas conclusiones vaporosas que no llevarán a nada, en esa reunión se esquivaron los verdaderos temas que preocupan al empresariado, la recesión económica, la inflación, la volatilidad cambiaria, la incertidumbre energética, etc. De la reunión con Uribe, para supuestamente iniciar acercamiento con la oposición para consensuar las reformas (eso sí, sin convocar a los otros partidos de oposición), tampoco salió nada y nadie se acuerda.
A las claras se ve que esos acercamientos no fueron el inicio de una nueva estrategia política del gobierno, ni mucho menos. Fue simplemente una apresurada treta de maquillaje para atenuar de momento la caída en picada del gobierno en las encuestas. Como aquellos polvos faciales que disimulan por unas horas las manchas y las arrugas en la piel, pero que de ninguna manera las erradican, lo de Petro fue un ardid de pura cosmética mediática y nada más.
El gobierno ha seguido igual que antes o peor. Sadam Huseín decía que en Irak la ley era lo que en cualquier momento él escribía con su mano en un papel. Echando por la borda la ley de contratación pública (Ley 80 de 1993), Petro legisla en X que en su gobierno no se adjudicarán licitaciones con un solo proponente, así este cumpla con creces todos los requisitos previos, como lo dispone la ley. Y como la directora de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado nombrada por él lo contradice, entonces la hace renunciar. A lo Huseín. Y su mal ejemplo cunde entre sus ministros. A la patanería insultante del canciller Leyva, a quien le importa un bledo que el Estado tenga que pagar una sanción de 120.000 millones de pesos porque para ese momento él ya estará muerto, se suma la alucinante diatriba del ministro de Salud contra las vacunas y las empresas que las producen. Y remata la faena el mismo Petro en Dubái banalizando el Holocausto judío y echándole la culpa a Israel y a Ucrania del cambio climático por defenderse el primero del terrorismo de Hamás, y el segundo, de la agresión de Putin.
Este delirio seguirá sin pausa hasta el final del gobierno Petro. El carácter es el destino, decían los griegos. El carácter de Petro es el destino de su gobierno, digo yo. Y no va a cambiar, porque Petro parece ser un fiel representante de lo que en psicología se llama la triada oscura. Que no es una enfermedad mental, sino un tipo de la personalidad que se manifiesta en forma aguda por tres características que vienen juntas: 1) Narcisimo, auto percibirse como inefable, grandioso y superior a todos. 2) Maquiavelismo, una gran capacidad de manipulación y cinismo, y 3) Psicopatía, cero empatía con los demás, indiferencia total frente al sentimiento ajeno.
Cuando el líder de un país encarna la triada oscura, los resultados para su nación pueden ser calamitosos. Es lo que hoy sucede con Pedro Sánchez en España, quien para mantenerse a toda costa en el poder ha violentado la Constitución, ha roto la separación de poderes, ha arriesgado la misma integridad del país y ha sometido la soberanía nacional al capricho de algunas minorías independentistas de Cataluña, entre otras linduras. La reconocida intelectual Rosa Díez ha escrito todo un libro (Caudillo Sánchez) sobre la triada oscura de Pedro Sánchez y sus nefastas consecuencias para España. Con sus actos arrogantes, bravucones y alucinados, Petro lo escribe aquí todos los días. Solo basta con ver las noticias.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 08 de diciembre de 2023.