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Juan David Escobar Valencia

No es accidental que en el mediano y largo plazo los países avanzan cuando cuentan con buenas instituciones que impiden o amortiguan los perversos efectos de los supuestos “líderes estatistas iluminados”.

Hace 11 años, se publicó el libro Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, de Acemoglu y Robinson, que intenta explicar por qué unas sociedades prosperan más que otras. Su propuesta enfatiza que la respuesta está vinculada al tipo de instituciones que las sociedades desarrollen y si estas apoyan y garantizan: la separación de poderes, la propiedad privada, la economía de libre mercado, el ahorro, la inversión y la innovación. La propuesta, como es frecuente entre los académicos que adoran las explicaciones unifactoriales, subestima otras explicaciones, pero sería una locura pensar que no tiene muchos aciertos, pues no es accidental que en el mediano y largo plazo los países avanzan cuando cuentan con buenas instituciones que impiden o amortiguan los perversos efectos de los supuestos “líderes estatistas iluminados”, en nuestro caso marxista y alucinado, que creen que el mundo no ha prosperado porque ellos no llegaron antes al poder.

Douglass North, un economista e historiador, combinación que debería ser obligatoria en la formación de los economistas, tal vez menos conocido en la escena editorial de los bestsellers a pesar de haber ganado el premio Nobel, pero para algunos más importante y profundo que los dos anteriores, también trabajó sobre la influencia de las instituciones. Entre muchas cosas importantes, señaló que la diferencia entre buenas y malas instituciones no es exclusivamente si generan una mayor tasa de crecimiento económico, sino si se adaptan mejor a los cambios y por lo mismo generan menos crisis económicas y menos profundas en el largo plazo. Para los que no somos economistas se podría reducir groseramente a la idea que: “metan menos las patas” y “no promuevan que otros las metan”.

No creo que sea viable e inteligente establecer quién tiene la razón absoluta, porque posiblemente todos tienen participación accionaria en la misma. Lo que no tiene duda es que nuestro país va rumbo a un colapso de grandes proporciones precisamente porque quien lo desgobierna, y en contravía de las ideas antes planteadas, no solo intenta destruir las instituciones que, aunque imperfectas, hemos construido con tanto esfuerzo, sino que además las va a utilizar, desfigurar y personalizar a sus creencias ideológicas, para destruir al país, como las superintendencias y organismos de control, en manos de vengativos ineptos ideologizados.

¿Adivine quién va a destruir el sistema de producción de energía del país? Las empresas del sector, o las instituciones de vigilancia, control y regulación gubernamental del sector que quieren volver el sistema exclusivamente público. ¿Y al sistema de salud del país? Las empresas del sector o las instituciones de vigilancia, control y regulación gubernamental del sector que quieren volver el sistema exclusivamente público. Y eso mismo pasará con la educación, la construcción de infraestructura, como le sucederá pronto a los concesionarios de carreteras y aeropuertos, al sistema de pensiones, al de educación y al aparato productivo, que será apuñalado con la reforma laboral que en silencio avanza en el congreso, con la complicidad de algunos mercenarios y prostitutas políticas sin principios.

El camino hacia al éxito no es solamente escoger siempre el acertado, sino no equivocarse mucho de camino y evitar la mayor cantidad de baches posibles. En su libro “Violencia y órdenes sociales: Un marco conceptual para interpretar la historia humana registrada”, en coautoría Wallis y Weingast dice que: “Las sociedades modernas que hicieron la transición al acceso abierto y posteriormente se volvieron más ricas que cualquier otra sociedad en la historia de la humanidad, lo hicieron porque redujeron en gran medida los episodios de crecimiento negativo”... Cuando crecen, los países pobres crecen más rápido que los países ricos. Son pobres porque experimentan episodios más frecuentes de reducción de ingresos y un crecimiento más negativo durante los episodios”.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 04 de diciembre de 2023.

Publicado en Columnistas Nacionales

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