Me explico: presupuso, de entrada, que Nicolas era un delincuente, y que él, como presidente y padre no podía responder por la conducta de aquel, simple y llanamente porque estuvo en la cárcel o estaba muy ocupado en la clandestinidad, etc. Triste y perversa excusa: muchos padres han influido en la educación y la formación ética de sus hijos, estando en esas circunstancias. Más adelante, reforzó el argumento de una manera desastrosa, afirmando, refiriéndose a su hijo, que le dolía tanta autodestrucción.
Las declaraciones de su padre y su conducta fueron unas de las razones más poderosas para que Nicolás Petro se decidiera a colaborar con la Fiscalía. En la entrevista que le hizo Vicky Dávila ayer 5 de agosto, señaló que la expresión “no lo crie”, “es de las cosas que me han causado una de las más grandes tristezas de mi vida, independientemente de cómo sucedieron los hechos” (https://www.semana.com/nacion/articulo/yo-si-senti-que-el-me-dejo-solo-me-dejaron-solo-nicolas-petro-de-destapa-contra-su-padre-el-presidente-gustavo-petro/202340/).
Durante este tiempo, se ha sentido abandonado y utilizado por su padre, quien, además, le pidió que se inmolara por él y cuando vio que podía acarrearle problemas no dudó, junto con su otra familia, en darle la espalda, en humillarlo, en estigmatizarlo. La frustración y el dolor del imputado lo llevó a decir: “Yo sí sentí que él me dejó solo, me dejaron solo, y me duele muchísimo. Y más esta semana cuando me mostraron unas declaraciones en las que él dijo, más o menos, que no me arrodillara ante el verdugo y, pues, la lectura obviamente es que me inmole por él y por la causa” (…) “La situación con mi papá no viene bien desde hace varios meses. Me duele porque, independientemente de todos los errores que cometí, porque yo reconozco que cometí errores, un padre siempre debe estar ahí” (Ibid.). El resentimiento y la desconfianza son tales, que se negó a recibir la visita de su padre en el bunker de la Fiscalía.
Lo que queda claro de esta historia de desamor y desencanto es que el presidente es un pésimo padre y una persona extremadamente egoísta al que no le importa nada ni nadie para lograr sus objetivos personales, dispuesto a sacrificar el mundo para pulir su verso.
Ahora bien, desde el punto de vista político, su adicción al mando no tiene límites. Muchos en la historia han destruido a su familia con tal de obtener o conservar el poder, pero el caso de Petro es extraordinario en la historia de Colombia. Nadie será para él un obstáculo, hemos sido informados. No hay que hacerse ilusiones. Ya dijo que se mantendrá hasta el 26 porque quien lo eligió fue su pueblo, no importa que haya sido, todo parece indicar, a punta de compra de votos y que su popularidad no supera el 38%. Estoy seguro de que, en cualquier caso, lo intentará, acompañado, además de sus acólitos, de ese dechado de virtudes ciudadanas, que es Ernesto Samper.
Pero no lo tiene fácil. A la pregunta de si el presidente sabía del ingreso de dineros del Hombre Marlboro o del Turco Hilsaca, el imputado responde que no y tampoco Ricardo Roa, el gerente de la campaña y actual presidente de Ecopetrol. Pero ante la pregunta insistente de si hubo ingreso de dinero ilegal y/o no declarado proveniente de otras fuentes, Nicolás Petro se resise a responder afirmativa o negativamente, arguyendo que está en medio de una declaración que todavía está en curso y, por tanto, hay reserva sobre varios temas.
No hay que ser malpensado para presumir que hay hechos que podrían vincular en materia grave al presidente Petro en el ingreso de dinero sucio a su campaña (y que el escándalo Benedetti-Sarabia está en investigación). Si se verifica esto judicialmente, se acaba totalmente la legitimidad y la legalidad de su gobierno, la de su elección y la de su conducta y queda abierto al tratamiento judicial estipulado en la Constitución. La destitución o la renuncia serían sus opciones, siempre y cuando el Congreso cumpla con su deber y no se deje comprar a punto de mermelada, como ocurrió con Samper. Aunque esta maniobra sería más difícil ahora, visto el contexto desde un ángulo, porque la gente en la calle presionaría masivamente su salida. Pero desde otra perspectiva, habría que contar con el apoyo armado que podría tener Petro de los grupos con los que está negociando la “paz total”. Si esta primera opción finalmente se impone, haría una nueva elección presidencial
Si, por otro lado, no se logra probar judicialmente que el presidente utilizó esos dineros, su periodo se cumpliría totalmente. Pero en este escenario Petro habrá perdido toda su credibilidad porque es un presidente elegido ilegalmente. Sus reformas probablemente no pasarán y perderá estruendosamente las elecciones regionales y locales de octubre de este año. Y en las presidenciales del 26, serían derrotados él y su grupo político.