Veamos algunos ejemplos:

Ha usado desaforadamente del Twitter y el show mediático, con informaciones falsas, como la de que se había encontrado a los niños sobrevivientes del accidente aéreo. También ha hecho afirmaciones provocadoras, como la calificar de blanquitos ricos a los colombianos que se atreven a criticar el despilfarro en viaje a África de la vicepresidenta, su compañero sentimental y otras sesenta personas (o el uso reiterado de los helicópteros de las fuerzas militares para ir a su mansión de descanso), mientras la FAC dice que no tiene dinero para operar.

La de “blanquitos ricos” es una expresión racista y clasista, como dijo María Andrea Nieto en Semana, ayer sábado. Comparto con ella el punto de vista de que estigmatizar a alguien por el color de su piel, independientemente del que tenga, es racismo puro y duro. Y si a eso se le agrega que los blancos son los ricos, es una incitación racista a la lucha de clases, que, además promueve que ser rico es, en sí mismo, un delito, si se es blanco, no importa si la persona ganó su dinero laborando honradamente. Desde su punto de vista, da lo mismo ser narcotraficante o secuestrador que haber trabajado honestamente para generarla, en caso de que sea blanco. ¿Y qué pasa con los mesticitos ricos, los índigenitas ricos, los mulaticos ricos y los negritos ricos, que los hay, en un país como el nuestro, en el que la mayoría, afortunadamente, somos una mezcla? ¿Ninguno de ellos es delincuente, aunque se haya enriquecido por sembrar y traficar marihuana o coca, practicar la minería ilegal, cobre vacunas o se enriquezca corruptamente?

 Y lo dijo sin ningún rubor, sin mirar la viga en su propio ojo: blanquitos ricos, la precandidata presidencial, Verónica Alcocer, rubia ella, quien, la última vez que la vi en los medios, aparecía con sombrero inglés, típico de la llamada aristocracia de ese país, y traje de diseño exclusivo de precio elevado, en la coronación de Carlos III en Gran Bretaña; o el hijo del presidente, Nicolás, presuntamente vinculado a escándalos de corrupción; o el señor de las bolsas, prófugo de la justicia.

Adicionalmente amenazó, en el Guaviare, frente a una comunidad indígena, en una simbólica firma de su desastroso plan de desarrollo, que irá por la tierra, sí o sí, de manera exprés, porque la vía de que dispone no lo satisface. Como no se le aprueba lo que quiere, de manera inmediata, irá hasta donde tenga que ir, con los métodos que sean necesarios, aunque sean ilegales, y por encima de quien sea, llevándose las instituciones por el medio, si no se pliegan a sus deseos. Ya lo habíamos oído, pero para que no se nos olvide, lo reitera. Mientras tanto, a Cecilia López, su anterior exministra de agricultura, a quien echó por la puerta de atrás porque tuvo la osadía de criticarlo, la amenazan.

Y hablando de métodos, la fatídica reforma a la salud avanza en la respectiva comisión de la cámara, a punta de comprar lentejos liberales, conservadores y de la U. Y ese procedimiento se aplicará también, para las reformas pensional y laboral, dice el ministro de gobierno, a pesar de que las direcciones de esos partidos han rechazado, de manera, oficial, la reforma y dos de ellos se han declarado en independencia. La compra al detal de las conciencias en este gobierno no sólo no es un delito, sino que es un procedimiento promovido y anunciado con bombos y platillos por el jefe de estado, quien dijo que prohibirles a los parlamentarios votar por las reformas presentadas, era coartar su libertad; y por su ministro, según voces que han denunciado la compra de lentejas por parte de este y no han sido desmentidos. Por mucho menos, tres funcionarios del gobierno de Uribe fueron a parar a la cárcel.

Ahora bien, ante una situación política nacional que tiende a agravarse, creo, como lo he sostenido en un artículo anterior, que está llegando el momento de coordinar para escalar, la resistencia civil pacífica contra el intento de acabar con la democracia y la economía de mercado en Colombia. Sólo con una fuerte organización ciudadana es posible enfrentar el proyecto petrista. Y esta no puede ser una iniciativa que se aplace, porque luego puede ser tarde. Cada día que pasa, es un día en el que se debilita más nuestro sistema político y si sigue así, pronto será irrecuperable o sólo será posible hacerlo después de muchas décadas de dictadura, como lo muestran las experiencias de la URRS, Corea del Norte, Cuba, Venezuela y Nicaragua, entre otros. Si no despertamos y nos organizamos, nosotros, nuestros hijos y nietos tendremos que vivir la falta de libertades y una pobreza extrema.

Por eso, invocando el uso del principio de la independencia de poderes, que hasta ahora ha funcionado en el Poder judicial, y antes de que Petro lo asalte con el cambio de fiscal, de procurador y de la toma de las posiciones vacantes de magistrados de las altas cortes,  corresponde a los congresistas de la oposición y a los ciudadanos, denunciar ante la Corte Suprema de Justicia y a  la Fiscalía estas presuntas conductas delictivas de parte de funcionarios del gobierno y de congresistas, para que esos organismos investiguen , y procedan, si hay mérito, a  formular cargos y castigar penalmente a los implicados que resulten responsables; lo mismo, en el caso de la Procuraduría, en su caso, con su facultad disciplinaria, si encuentra mérito para ello. Y, por supuesto, denunciar por vicios de forma y de fondo ante la Corte Constitucional, los proyectos que resulten aprobados como consecuencia del uso del lentejismo, comenzando por la reforma tributaria y el Plan de Desarrollo.

Por otro lado, la alianza electoral para enfrentar al pacto histórico en las elecciones regionales y municipales de octubre tiene que moverse y parece que lo está haciendo. Esa es la responsabilidad de los jefes políticos nacionales y regionales de los partidos y grupos que, de alguna manera, se oponen a Petro, por la razón que sea. Ya se está avanzando en ello. Por ejemplo, Vargas Lleras y el CD se han manifestado en favor de coaliciones electorales para enfrentar a Petro, y Federico Gutiérrez se está decantando por la alcaldía de Medellín. Pero hay que acelerar para ganar en Bogotá y Cali, bastiones del petrismo, y en otras ciudades capitales, dentro de las cuales se destacan Barranquilla. Pero esas dos, son esenciales para frenar el avance petrista. Sería un golpe político y sicológico muy duro para el presidente y su grupo y una puerta abierta para ganar las elecciones presidenciales del 2026. Esto sin descuidar para nada las ciudades intermedias y los municipios pequeños, para evitar un posible cerco político desde la periferia. Estamos ya a 21 de mayo y apenas faltan cinco meses.

Las ofensivas en el terreno judicial y electoral deberían ir acompañadas de una movilización permanente en la calle y otras acciones ciudadanas masivas pacíficas. Las que se han hecho anteriormente, no tienen coordinación suficiente; aun así, algunas, como las realizadas en los últimos meses en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali, y la muy grande concentración de los reservistas en la Plaza de Bolívar, son una esperanza para la movilización de las mayorías colombianas en el próximo futuro. Un encuentro Nacional de Organizaciones de la Sociedad Civil por la Democracia podría ser el catalizador de esa opción indispensable y de otras propuestas posibles. Alguien debería tomar la iniciativa.

El Centro Democrático, por su parte ha propuesto una Consulta Popular contra tres reformas claves de la política del gobierno: la de la salud, la pensional y la laboral.  Si se aprueba esta Consulta, la voluntad popular primará sobre cualquier otra porque es vinculante y las reformas quedarán derogadas.  Ya están en circulación los formularios para la recolección de firmas. Se necesitan al menos cinco millones de estas, avaladas por la autoridad electoral y luego, ganar el sí al rechazo, pasando el umbral electoral. Es una manera de demostrarle a Petro, que hace alarde de que “irá hasta donde el pueblo vaya”, que este lo rechaza mayoritariamente. Hay que apoyarla. Tendría un efecto político definitivo. La información completa se encuentra en: https://twitter.com/juan_espinalr/status/1658278370252148739?s=24&t=1TiwVcaLSpS_MQz4yoIOLw

Manos a la obra. Menos palabras y más acción. Llegó el momento de comenzar coordinadamente la ofensiva política para salvar nuestra democracia.