Recordemos las herramientas empleadas por el libre comercio que bien pueden contribuir a elevar el desempleo, las desigualdades y las emigraciones desde los países en desarrollo:
1). Devaluación de las monedas entre el -10% y el -60%, para que sus exportadores privados puedan vender sus productos en el extranjero a precios inferiores a los de su propio país. Al reintegrar los dólares de sus exportaciones las monedas devaluadas hacen el milagro.
Colombia figura devaluada con el -22% y los socios de nuestros 16 poco eficaces Tratados de Libre Comercio (TLC), casi todos, están más devaluados que nosotros, según el Big Mac Index de enero pasado.
2). Subsidios directos aprobados entre el 10% y el 20% para las exportaciones agropecuarias del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
3). Menores impuestos por las inversiones realizadas con el fin de conservar el suelo y mejorar las dotaciones de las fincas de los exportadores.
4). Precios reducidos en China para su electricidad y para el diésel de su maquinaria agrícola. El diésel para la agricultura estadounidense también es más barato.
5). Los gobiernos aprueban ayudas crediticias para estudios con el fin de elevar la producción de un bien y para recomendar los países a los cuales se justifica exportarlo.
6). Barreras no arancelarias como medidas fitosanitarias y similares para dificultar las exportaciones provenientes de los países pobres para los ricos.
7). Los desastres climáticos que deberían reducir los ingresos de los exportadores no los están reduciendo gracias a los Seguros Oficiales de numerosos países contra tales desastres.
8). Algunas empresas extranjeras quiebran las competencias locales vendiendo muy barato (dumping) para luego apoderarse de sus mercados.
A pesar de las deslealtades citadas, entiendo que nuestro tratado de libre comercio con los Estados Unidos establece que: “ninguna de las partes podrá incrementar ningún arancel aduanero existente”.
Censuran algunos los aranceles elevados, porque contribuyen al aumento de los precios en Colombia. En mi opinión, existen sectores en los cuales debemos pagar precios un poco más más altos para conservar la paz social derivada de los empleos dignos en tales sectores.
Entre dichos sectores se destacan: la agricultura, la marroquinería, los textiles y las confecciones… sectores sin monopolios y con una aceptable competencia doméstica. Apoyemos al presidente Petro en la cuasi imposible defensa de estos sectores.
Consideran otros que los aranceles elevados nos fomentarán el contrabando. Y, además, al elevar los aranceles de estos sectores cuasi cerraremos el comercio exterior de Colombia. Observaciones razonables.
Parte de la cuasi imposible defensa radicará en imposibilitar el contrabando con los dineros del narcotráfico y en emplear algunas de las herramientas citadas en los numerales anteriores para fomentar nuestros intercambios. Mejor aún sería firmar TLC como hizo el presidente Trump con China, acordando: cuáles artículos, sus cantidades y a precios razonables.