Facebook

     SiteLock

Última hora
Los paragestores de paz - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:06
Intervención Foro Cd sobre energía - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:04
Petro va por CC y Registraduría - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:02
La idea de “justicia” de Petro - Miércoles, 20 Noviembre 2024 04:01
Gobierno necesita aprender mucho - Miércoles, 20 Noviembre 2024 03:34

Juan David Escobar Valencia

La diplomacia colombiana está pasando por el más atípico y sombrío momento de su historia. No recuerdo otro período que haya tenido un canciller con tantas décadas de ejercicio ininterrumpido, aunque oficial y supuestamente al servicio del país solo lleva 8 meses. Ni siquiera Lord Palmerston fue canciller tanto tiempo, aunque a diferencia de este, el nuestro sí tiene “aliados eternos” y “enemigos perpetuos”.

Pero ahora el jefe de la rama ejecutiva se ha desvelado sin tapujos y fronteras como el canciller de la dictadura venezolana, a la que tanta lealtad le debe. Coincidiendo con el punto 3 del “test” que propuse hace 15 días y que invito a revisar recurrentemente.

Escribiendo esta columna, quién sabe por qué, recordé en la saga de Star Wars a Darth Sidious, el señor del “lado oscuro de la fuerza”, que primero ejerció como el senador Palpatine, mostrándose como un servidor público bien intencionado y defensor de la democracia, luego provocó una crisis en el planeta Naboo que lo llevó a ser Canciller Supremo, y posteriormente promovió las Guerras Clon que desestabilizaron la República, permitiéndole convertirse en Emperador Galáctico. Pero volvamos al asunto en que estábamos.

La milicia colombiana del Socialismo del Siglo XXI y defensores del lado oscuro, disfrazando su complicidad con una supuesta conducta conciliadora, ahora intentan torpemente convencer al país y al continente que es una insensatez seguir aislando y castigando a la dictadura venezolana, con el absurdo argumento que ello no ha logrado ningún resultado y por lo tanto hay que reintegrar a la dictadura al escenario continental y levantarle las sanciones que con razón le fueron impuestas. Nos creen tontos.

Primero hay que aclarar que Colombia no es responsable de la dictadura venezolana que ha torturado al pueblo hermano de Venezuela, y por ello no puede imponerse la responsabilidad absoluta de la solución. Cuando el gobierno colombiano rompió relaciones con la dictadura venezolana, aunque no le alcanzó la dignidad para hacer lo mismo con la cubana, lo hizo porque es lo mínimo que debe hacer un gobierno decente y democrático. Desafortunadamente hay muchas más dictaduras en el mundo, pero particularmente la venezolana y cubana son cómplices de carteles narcoterroristas que desde décadas han querido sumir al país en un baño de sangre y desestabilizarlo. Haber aislado al gobierno venezolano era esencialmente un asunto de dignidad y respeto por Colombia, que ha sido atacada y sigue bajo ataque.

El argumento según el cual ahora hay que olvidar todo porque las cosas no han cambiado en Venezuela, y por lo tanto el aislamiento no funcionó, es pura complicidad. Los secuaces de la delincuencia suelen intentar convencer a los que no lo son, que el delito deja de serlo si se perpetúa en el tiempo, y como no ha podido eliminarse, entonces la culpa es de las medidas para combatirlo y por lo tanto la solución es “legalizarlo”. ¡Pues no! Al mal se le rechaza porque es un deber, y no solo porque se aspira a eliminarlo.

“La única respuesta correcta a un monstruo, es encerrarlo”.

David Brooks

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 30 de abril de 2023.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

Compartir

Opinión

Nuestras Redes