Y como no serlo, cuando destacando su importancia llega a la OEA con una hora de retraso y se entromete en las decisiones internas de otros estados, como el del Perú, al que reclama por atreverse a destituir y encarcelar al expresidente Pedro Castillo por intentar un golpe de estado para imponer una dictadura, o ante Joe Biden para proponer la suspensión de sanciones a un país democrático como Venezuela, gobernado por su amigo Nicolas Maduro que, como si fuera poco, acoge con cariño a grandes gestores de paz como el Eln y los entrampados disidentes de las Farc.
Su gran influencia no para ahí, es líder mundial de la protección ambiental y, para lograrlo, acabará con las mayores fuentes de ingresos del país, los hidrocarburos y la minería, los cuales reemplazará por el turismo apoyado con gravámenes al transporte aéreo y a la hotelería, y la exportación de aguacates que logrará incrementar con la colaboración de los resguardos indígenas, libres de la estorbosa injerencia de la fuerza pública, ya que esta podría impedir su simbiosis con la coca y el cannabis, afectando sus saberes ancestrales.
Ya influyó grandemente en la juventud progre y en los pobres haciéndoles creer los inmensos beneficios de cambios y generosos subsidios para apoyar a los más necesitados para vivir sabroso sin necesidad de recurrir al sudor de su frente para obtener ingresos, algo parecido a lo logrado con éxito en Cuba, Venezuela y Nicaragua, innovadores de actitudes de millones de migrantes que huyen de estos prósperos regímenes.
Quien no crea que es un gran influyente, de malas.
El Rincón de Dios
“No os dejéis engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres." 1 Corintios 15:33