Colombia es un país privilegiado con recursos energéticos suficientes para muchos años, potencial hidroeléctrico, gas, petróleo, carbón y energías renovables. Por esa razón nuestros hogares disfrutan de bajos precios de energía y nos posibilita un mayor desarrollo industrial y crecimiento económico lo que se traduce en bienestar para toda la población. Pero el nuevo gobierno en lugar de construir el futuro sustentado en ese privilegio prefiere suspender exploraciones de petróleo y gas, y ponernos a importar de Venezuela para no solo depender de un país enemigo, protector del terrorismo contra el pueblo colombiano y cómplice del narcotráfico de las organizaciones criminales colombianas, sino encarecer la energía para nuestro pueblo.
Gracias a la producción de petróleo, el estado colombiano cuenta con suficientes recursos económicos por transferencias de Ecopetrol al presupuesto nacional, que cubren el subsidio al precio de la gasolina lo que demuestra el beneficio de ser productores de petróleo y gas sin entrar en fundamentalismos teóricos importados como el cambio climático y el sometimiento de los pueblos al comunismo, es decir, la abolición de nuestra libertad.
Gracias a las políticas económicas pos pandemia del gobierno del Presidente Iván Duque, el crecimiento económico ha generado un excelente crecimiento del recaudo para las finanzas públicas.
Por esas razones no solo no se necesita una reforma tributaria sino que se produciría un freno al ritmo de desarrollo que ha permitido recuperar los empleos perdidos en la crisis de salud pública mencionada.
Pero quieren sacarle más dinero a la generalidad del pueblo, para traer médicos cubanos que no necesitamos y que sabemos que son espías al servicio del sometimiento comunista de la población colombiana, para sostener dizque sicarios, hampones y toda clase de delincuentes al servicio de las bandas del narcotráfico, lo que llaman paz total, expropiar tierras para dárselas a la chusma porque el verdadero campesino colombiano es minifundista y le quieren encarecer el impuesto predial para que abandone sus tierras, para dividir al pueblo colombiano creando más departamentos y cimentar territorios afines al comunismo. El cuento de la palabra paz nadie en Colombia se lo traga como para no entender que es un engaño para garantizarle impunidad al bajo mundo de donde procede este gobierno, como la que le otorgaron institucionalmente a los terroristas de las Farc. La barbarie que garantiza la tal paz deja a nuestro pueblo destruido en sus fundamentos y en sus principios que se sustentan en la justicia que de hecho queda eliminada.
El resultado de todo esto que se disponen a hacer será la pobreza generalizada mientras nos someten a la fuerza a la dictadura comunista para ponernos a depender de Cuba y Venezuela.
Pero este plan nos obliga a aceptarlo o no y la respuesta de los colombianos debe ser No, pero no para abandonar el país sino para iniciar la resistencia.
Nos enfrentamos entonces a la voluntad de un gobierno que no representa a todos los colombianos, sino que al que no le guste lo somete a sus políticas por las vías de hecho, para ello corrompe los políticos en el congreso para que le aprueben sus reformas, habla de un ejército de 100.000 bandidos pagados por el estado, descabezó más de 50 generales de la policía y el ejército, debilita a la policía y las fuerzas armadas, permite o auspicia las invasiones de tierras es decir que no respeta ni hace respetar la propiedad privada. Este es un gobierno de gente acostumbrada a violar la constitución, como impusieron a sus representantes en el congreso via fast track después de perder el plebiscito democrático, ¿qué más violación de la constitución que abstenerse de defender la propiedad privada?, porque su propósito es establecer el comunismo en Colombia a como dé lugar.
El pueblo sabe que este gobierno se entiende es con quien manifiesta fuerza para poner condiciones como los bandidos, pero aunque el parroquiano común no acude a esos procedimientos, el pueblo sí se puede revelar y lo va a hacer.
Lo de las invasiones sin autoridad deriva en violencia, lo de los impuestos y las políticas energéticas para subir los costos se debe traducir en desobediencia civil, como por ejemplo no declarar impuestos y por consiguiente no pagarlos hasta que corrijan las decisiones, paros de transporte y de la economía en general etc. Es que aunque el que lleva la banda presidencial diga que el pueblo lo eligió apenas fueron 720.000 votos de diferencia que descontados los votos fraudulentos en mesas de votación de jurados comprados, los votos forzados en zonas de violencia y los del Pacto de la Picota, no le dan la fuerza para cambiarnos aunque sí va a hacer mucho daño. Acuérdense que en solo Antioquia perdió por 880.000 votos, todos limpios.