Al fin de cuentas, esa es la consecuencia de padecer un Presidente que por vocación ha sido siempre crítico del Estado -del que ha vivido gran parte de su vida—, pero que pareciera, ahora que se ha convertido en su Jefe, no entenderlo.
Hasta ahora tenemos un gabinete de activistas, que en su mayoría se muestra incompetente y adverso a la cartera que lidera, así, la Ministra de Minas, reniega de la industria extractiva; la de Agricultura, de los ganaderos; el de Defensa, de la Fuerza Pública; la de Trabajo, de los empresarios y en tierras están simpatizantes de despojadores. En Interior hay un Ministro cuya estrategia para hacer avanzar la agenda legislativa de Petro, es recurrir al chantaje, la amenaza de vandalismo y la violencia; parece creer que con las estrategias que llegaron al poder, pueden mantenerlo. Por su parte, el director de la Dirección Nacional de Inteligencia, es un filósofo cuyo único conocimiento y experiencia en los asuntos a cargo, aunque resulte incompatible, podría ser su pasado como guerrillero del M-19; lo mismo sucede con la Unidad Nacional de Protección. La Directora de Prosperidad Social, ha sido criticada fuertemente en las propias toldas del petrismo, por su apoyo y defensa a Hollman Morris en la acusación de violencia intrafamiliar y a Fabián Sanabria, llamado a juicio por acceso carnal violento agravado.
Pero no sólo es el Gabinete, a pesar del silencio cómplice de quienes antes se rasgaban las vestiduras y llevaban un riguroso conteo de cada muerto, hoy continúa el asesinato de líderes sociales, 10 en el primer mes y 14 masacres en total. A esto se suma las invasiones de tierras en siete departamentos (Cauca, Santander, Huila, Córdoba, Valle, Guajira, Atlántico).
En el sólo Cauca, más de 4.000 hectáreas han sido afectadas por quienes están haciendo efectiva la promesa de “democratizar la tierra” y ante la inacción favorecedora del Estado; de hecho varios asentamientos llevan el nombre de Gustavo Petro y los ocupantes han afirmado “Nosotros y nosotras, proceso de liberación de la Madre Tierra del norte del Cauca, le mandamos a decir al gran jefe (Gustavo Petro) que no vamos a desalojar, que aquí en estas tierras nos quedamos porque esta es nuestra casa para vivir y luchar”… “Al gran jefe también le mandamos a decir que vamos a entrar en otras fincas porque nuestra lucha no se detiene”.
A esto se suma el fortalecimiento de las estructuras de narcotráfico, animadas, seguramente por el Pacto de La Picota y los anuncios de congelación de órdenes de captura y extradición, no fumigación ni erradicación forzosa, primera asamblea cocalera en el Catatumbo y no judicialización de cultivadores.
Al tema de seguridad le podemos sumar una larga lista, como la incertidumbre económica por los anuncios de reforma tributaria, reforma laboral y alza de los combustibles; el riesgo por anuncios sobre los fondos privados de pensiones; la no asignación de nuevos contratos de exploración y explotación minera y la prohibición de fracking.
Y si en esos temas llueve, en relaciones internacionales no escampa, a la nueva relación con los regímenes autoritarios de Iran, Rusia, Venezuela y Nicaragüa, se suma el reconocimiento al Frente Polisario (Organización guerrillera marroquí), la carta de respaldo a Cristina Kirchner, donde denominan persecusión judicial al caso de corrupción que se adalanta contra la política argentina y que es calificado como la “mayor maniobra de corrupción del país”; además de los comentarios antidemocrátcos, repulsivos y vergonzosos por el resultado del plebiscito en Chile.
En fin, la columna podría ser eterna, como lo ha sido este primer mes de Petro.
https://ojopelaomagazine.co/, La Guajira, Colombia, 18 de septiembre de 2022.