El problema de Escazú es la Cesión de Soberanía que crea altos riesgos de inseguridad jurídica.
Imaginemos un proyecto piscícola en el Tolima, debidamente autorizado por las autoridades ambientales y de concesiones de aguas; con Escazú queda expuesto a que el Sistema Interamericano obligue a revocarlo. También cabría la hipótesis de que obligara desembalsar a Hidroltuango.
Nada de lo que esté vinculado al Sistema Interamericano puede excluirse de que a sus instancias lleguen a las decisiones nacionales. Escazú incluye la posibilidad de que los países creen órganos subsidiarios. Además, el tratamiento de derecho humano al derecho ambiental, que no se discute, refuerza el acceso a la justicia internacional.
El derecho a vivir en un ambiente sano se vulnera cuando la ideología obstaculiza la producción de bienes y servicios.
Colombia tuvo que retirarse del Pacto de Bogotá y de la Corte Internacional. De esta última para no arriesgar el territorio insular de San Andrés. Y ahora con Escazú empezamos a entrar nuevamente.
El tema no es el medio ambiente que a todos nos compromete, el tema es la ideología que arriesga el bienestar general.
* Publicado en su cuenta de Twitter el 27 de julio de 2022.