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Ariel Peña               

El próximo 7 de agosto se cumplen 203 años de la Batalla de Boyacá, que aseguró el éxito de la campaña libertadora en la Nueva Granada al mando de Simón Bolívar, derrotando a las tropas españolas; y en este 2022, ese día se posesiona como presidente de Colombia Gustavo Petro, quien triunfó en las elecciones del 19 de junio, además se anuncia que se exhibirá la espada de Simón Bolívar en la posesión.

En consecuencia hay que recordar que el nuevo mandatario quien perteneció al movimiento guerrillero M-19, ha hecho analogía entre Bolívar y el grupo armado fundado por Jaime Bateman Cayón, de tal suerte que en la historia no se puede ser prisionero del pasado; ya que  sucede lo de Don Quijote de la Mancha que por nostálgico  quiso  volver a la Caballería Medieval y terminó  enfrentado a los molinos de viento; también el socialdemócrata Karl Kautsky (1854-1938) en un escrito de rechazo a la dictadura del proletariado y a la repetición mecánica de la historia, le decía al sátrapa ruso Lenin: “lo que  ha sido no tiene  porque seguir siendo”.

Es una vergüenza que al conmemorarse 203 de la batalla de Boyacá el  próximo 7 de agosto, que selló la independencia, todavía los seguidores de la estafa comunista del marxismo leninismo, continúen toqueteando el nombre del Libertador, hablando de bolivarianismo, cuando eso  es totalmente  antagónico al pensamiento de Simón Bolívar que es la antítesis al dogmatismo liberticida de Karl Marx; pero el comunismo totalitario valiéndose de la confusión ideológica que existe en algunos pueblos latinoamericanos, hace un revoltijo desventurado, entre la genialidad y el embrutecimiento.

El  difunto  presidente  de Venezuela  Hugo Chávez, de una manera burda y maniquea  atracó la memoria de Bolívar (que indiscutiblemente es un inmenso adalid de toda  la humanidad) para montar su bodrio del socialismo del siglo XXI (disfraz marxista), constituyéndose en la máxima aberración política e ideológica que ha existido en Latinoamérica.

Siempre hay que recordar que Hugo Chávez de mala fe, utilizó el nombre del Libertador para juntarlo  con Karl Marx, quien en una  biografía publicada en 1858 de su puño y letra, se refirió a Bolívar como el “canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Souloque”, además lo acusó de haber entregado a Francisco Miranda a los españoles; lo cual demuestra que la mezcla entre Marx y Bolívar es como juntar el agua y el aceite, o algo similar a crear una religión uniendo a Jesucristo con los fariseos quienes persiguieron al maestro hasta hacerlo crucificar, de ahí que el perverso revuelto que hace el castrochavismo  para engañar incautos desconociendo el rigor histórico es  una promiscuidad doctrinal.

Bolívar poco antes de  morir, dijo no tener patria, debido a que la misma era usada por los tiranos para oprimir a los débiles, sin embargo el marxismo ha tomado el término bolivarianismo  para montar toda clase  de abyecciones,  teniendo enajenada  e idiotizada  absolutamente a la población de Cuba y  tratando de hacer lo mismo con  otras naciones dirigidas por dictaduras sanguinarias comunistas como son los  casos de Venezuela y Nicaragua, subrayando que fue  tan miserable y deshonroso  el papel del tirano  Fidel Castro que a nombre de la “patria”, mandó   mercenarios cubanos en la década de los setenta del siglo pasado al África, para defender los intereses del Imperio Soviético en ese continente.

Entonces la farsa chavista del socialismo del siglo XXI que oprime a algunos pueblos latinoamericanos, por razones  humanas, económicas, políticas y filosóficas no puede  hacer simbiosis  con   el bolivarianismo(bien entendido), dado que ello constituye una afrenta a la inteligencia y un ultraje a los ideales nobles  y libertarios de  Bolívar.

Sin embargo el tirano  de Fidel Castro como comunista redomado asaltaba la memoria del libertador y decía: “Simón Bolívar, su nombre no pertenece ya solo a ese hermano país de Venezuela, sino a todos los pueblos de  América Latina”, pero claro que Bolívar es de todas nuestras naciones, pero a los únicos que no puede pertenecer es  a los miembros de la cáfila marxista leninista de la que hacían parte Castro y Chávez, puesto que jamás las ideas emancipadoras de Bolívar tienen algo que ver con las patrañas oprobiosas, criminales y esclavistas de Marx.

El comunismo en su genocida historia, siempre se ha  valido de la estupidez humana, para llegar mediante el engaño y la violencia a la toma del poder político, y en el caso de Latinoamérica la mayoría de las veces no pone la cara, sino que de manera ladina utiliza  a  figuras cimeras como la del libertador para timar incautos, pues   a los  marxistas por no tener la razón lo que más los asusta es el debate ideológico al cual le huyen, siguiendo las enseñanzas de  Lenin  y Antonio Gramsci, por eso los miembros de la secta marxista engañan a los demás, al engañar a otros, se engañan a ellos mismos y al engañarse así mismo van en contra de su conciencia  y al ir en contra de su conciencia  son parte indiscutible  de  la barbaridad.

Al cumplirse 203 años de la batalla de Boyacá, que fue parte fundamental de la gesta emancipadora de Bolívar para los países de la región, el mejor homenaje que se le puede rendir, es incrementar el repudio  hacia  la secta  del marxismo leninismo, concientizando a las naciones latinoamericanas que han caído bajo la férula del socialismo del siglo XXI,  utilizando a  la democracia que es la alternativa real y posible, para el progreso social y humano de los pueblos, porque el comunismo totalitario del cual hacen parte en Colombia grupos armados del Eln y las  Farc solo trae miseria, atraso, ignorancia y muerte.

Publicado en Columnistas Nacionales

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