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Ariel Peña           

A pesar de que los grandes medios de comunicación y los principales analistas no le han dado  la importancia requerida al papel que jugó el Sindicalismo Democrático en la derrota electoral del petrismo, en  las elecciones del pasado 29 de octubre,  indiscutiblemente un factor en el desgaste del gobierno de Gustavo Petro es la posición enhiesta del sindicalismo autónomo, independiente y pluralista, que no permitió que desde el 7 agosto del año anterior una  considerable cantidad de  organizaciones de los trabajadores fueran cooptadas por el ejecutivo, para desarrollar sus  reformas nocivas que perjudican a la mayoría de los colombianos.

Y todo empieza desde el mes de septiembre del año pasado, cuando  sindicatos del sector minero energético, se movilizaron en contra de la política que impulsaba el gobierno en ese sector, a lo que se agrega el boicot que se le hizo a la manifestación que convocó el entonces senador Gustavo Bolívar para apoyar al presidente Petro al cumplir  los 100 días de su gobierno el 15 de  noviembre del 2022, puesto que decenas de dirigentes del Sindicalismo Democrático se opusieron a   dicha convocatoria, dado  que convertía a las  organizaciones obreras en  satélite del  gobierno, igual a lo que sucede en las dictaduras comunistas en donde los sindicatos son  llamados a marchar única y exclusivamente para respaldar al régimen.

Además utilizando algunos dirigentes del sindicalismo, que son  movidos por apetitos burocráticos antes que por ideales, se volvió a convocar a una marcha a favor del gobierno el 14 de  febrero de este año, lo que resultó en otro fiasco; sin embargo la terquedad no terminó ahí, porque para el 16 de marzo se invitó a otra movilización en apoyo a  las reformas del gobierno que le presentó al congreso y de nuevo el hecho se convirtió en otro papelón, puesto que el Sindicalismo Democrático   rechazó  una vez más dicha convocatoria; pero sin asimilar  el mensaje de los trabajadores en contra de las concentraciones gobierneras y  ofendiendo el rigor histórico de una fecha  tan importante  para los trabajadores del mundo, se pretendió manosear el Primero de Mayo, usándolo para los intereses del gobierno con una nueva movilización, lo que no le resultó, puesto que los trabajadores marchan en ese día, conmemorando las luchas universales y el sacrificio de los Mártires de Chicago en 1886, y eso no se hace de ninguna manera  en respaldo a determinado régimen, salvo contadas excepciones como acontece en las dictaduras comunistas.

En el mes de junio, se retomó la  convocatoria a una nueva marcha a favor de las reformas, algo que no le volvió a salir bien al gobierno y a sus áulicos; por lo cual echando mano del clientelismo  burdo, se trajeron de diferentes partes de Colombia a más de 15 mil indígenas para engordar la concentración del 27 de septiembre en la Plaza de Bolívar, dado que la capacidad de movilización de los  sindicalistas postrados al gobierno es muy exigua; en atención a lo cual, la coalición  del Pacto Histórico, buscaba impresionar a los bogotanos para  apoyar  la  candidatura a la  alcaldía de la capital de Gustavo Bolívar, algo que a la postre tampoco les resultó.

Así se  pretenda ignorar el papel trascendental que  ha jugado el Sindicalismo Democrático en la  derrota electoral petrista en las elecciones regionales, lo cierto es que ahí están los resultados de la esencia libre de un sindicalismo de principios y valores que no se deja amilanar por la adversidad a la que se   enfrenta en el gobierno de Gustavo Petro, ya que la lucha por la libertad y la democracia no solo la libran algunos políticos, medios de comunicación, la justicia y los  empresarios, sino que las organizaciones populares en cabeza del sindicalismo, también tienen un papel determinante en la defensa de las instituciones que permiten vivir en concordancia con la tolerancia y el respeto que se encuentran en las antípodas de los dogmas marxistas leninistas, que encarna el actual gobierno en Colombia de una u otra forma.

La derrota más dolorosa para el petrismo en las elecciones del 29 de octubre, la sufrió en Bogotá, en donde su candidato Gustavo Bolívar, ocupó el tercer lugar después de Carlos Fernando Galán y Daniel Ovidio; sabiendo que el Pacto Histórico necesitaba de esa alcaldía, para obligar a los miles de  empleados públicos del Distrito a marchar a favor del gobierno nacional frecuentemente  y buscar crear un bloque de poder hegemónico comunista, para consolidar el proyecto político del gobierno, pero lo de Bogotá así lo nieguen los petristas fue un plebiscito en contra del presidente, debido a que  en la capital, se tiró por  la borda la intención de recuperar la calle por parte del gobierno, que la  ha perdido por la acción del Sindicalismo Democrático.

Aunque los más asiduos seguidores del presidente Petro, buscan excusas para atenuar la derrota, afirmando que no se  perdió nada, porque no tenían sino al presidente, algunos parlamentarios y otros cargos menores y que en las elecciones obtuvieron mayor representación, lo cierto es que en una competencia se va   a ganar o a perder, debido a lo cual, cuando hay expectativas y ellas no se cumplen, indiscutiblemente se  pierde; de tal suerte que  para tener un mejor razonamiento de lo ocurrido el 29 de octubre con la debacle del petrismo, no se puede dejar a un lado el papel determinante que han jugado los sindicatos independientes en esa debacle, dado que  durante los 15 meses que lleva el actual gobierno, la dignidad del Sindicalismo Democrático se ha hecho presente exaltando su autonomía frente a Gustavo Petro.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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