En estos ocho años en el Senado de la República radiqué 30 proyectos de ley encaminados a mejorar la vida de los ciudadanos, a impulsar el desarrollo de las regiones, a fomentar la actividad económica y a lograr mayor equidad para todos. Como resultado de mi gestión, dedicación y compromiso con esta Patria dejo siete Leyes de la República y seis más que están para sanción presidencial. Algunas de las leyes son la exención legal del pago de tarifas de las Pruebas Saber 11 para jóvenes víctimas de la violencia (Ley 2156 de 2021); creación del sello de gastronomía local (Ley 2144 de 2021); implementación efectiva de espacios públicos para niños y adolescentes (Ley 2037 de 2020); incentivo al uso productivo de la guadua y el bambú (Ley 2206 de 2022); creación de un comité intersectorial para hacer seguimiento y evaluar los avances de la declaratoria por la UNESCO del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia como Patrimonio de la Humanidad (Ley 1913 de 2018); asociar la celebración de los 50 años de la fundación del departamento de Sucre y rinde homenaje a los sucreños (Ley 1889 de 2018) y conmemoración de los 200 años del fallecimiento de Francisco José de Caldas (Ley 1810 de 2016).
Así mismo, los seis proyectos de ley que pasaron a sanción presidencial son: el uso del sistema Braille en los empaques de los productos alimenticios, médicos, agroquímicos y servicios turísticos, así como en los sitios de carácter público para facilitar la vida a las personas con discapacidad visual; el que expide normas para garantizar beneficios sociales a los pescadores artesanales y de subsistencia; el que reconoce el bastón blanco de extremo inferior rojo como la herramienta que identifique única y exclusivamente a las personas ciegas o con baja visión; el que garantiza la protección de los ecosistemas de manglar; el que fortalece la educación en cuidados paliativos; y uno más que reconoce el Paisaje Cultural Cafetero como Patrimonio Cultural de la Nación.
Desde mi curul en el Senado también ejercí control político a la gestión de los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque. Adicionalmente, defendí el manejo austero y pulcro de los recursos públicos, tanto en el Gobierno Central como en los departamentales y locales.
En el segundo gobierno Santos (2014-2018) estuve en la oposición y fui férrea detractora del acuerdo Santos-Farc, impulsora del NO en el plebiscito y crítica de las maniobras, corrupción y politiquería que se gestaron en esa pésima administración.
Para el periodo 2018-2022 hice parte de la bancada de Gobierno, posición desde la que apoyé firmemente tanto el programa de campaña del presidente Iván Duque, como las acciones prudentes, acertadas y urgentes que requirió nuestro país para enfrentar el enorme desafío que nos trajo la pandemia por la covid-19. Tengo que decir que el manejo de la crisis, la coordinación de las entidades gubernamentales y las acciones pospandemia no solo fueron necesarias, sino audaces para responder a las enormes necesidades de los ciudadanos y, más importante aún, a la realidad fiscal del país. No se hizo lo inviable ni lo populista, y mucho menos se pensó en ceder a las propuestas absurdas de una oposición agresiva y violenta que siempre tuvo como único objetivo desestabilizar al gobierno y tumbarlo. Por eso reitero mi reconocimiento y gratitud al presidente Iván Duque y a su equipo de gobierno por el gran trabajo realizado estos años. La historia lo juzgará como un muy buen gobernante.
En este segundo cuatrienio como senadora de la República también tuve el honor de ser la primera mujer en presidir la Comisión Tercera del Senado, gran responsabilidad que asumí en momentos claves para el país porque debatíamos no solo el Presupuesto General de la Nación para 2022 y la Ley de Inversión Social, sino que respondíamos a enormes retos sociales y productivos generados por la pandemia, la situación económica mundial por la invasión de Rusia a Ucrania, las dificultades de las cadenas logísticas y du impacto sobre los costos de producción, el aumento de la inflación y las tensiones políticas internacionales.
Este periodo congresional trajo también enormes desafíos para el Partido por el dolor de ver a nuestro líder el expresidente Álvaro Uribe Vélez en un juicio politizado y con medida de aseguramiento de manera injusta y sin las mínimas garantías procesales. Igualmente, un desafío político por la coyuntura electoral que conllevó la elección legislativa y la primera y segunda vuelta presidencial donde el foco de ataque fue al Centro Democrático, el gobierno Duque y el expresidente Uribe. Contiendas que tristemente estuvieron enmarcadas por el fraude en la elección al Congreso de la República, los ataques personales a los candidatos, las agresiones a través de redes sociales, las mentiras y la falta de ética de la campaña del candidato que al final ganó la presidencia. En la historia parecen haber quedado los debates de propuestas serias y responsables, así como el respeto por los contendores. Qué daño le hicieron a nuestra democracia.
Erguida puedo decirle hoy al país que cumplí con los compromisos y responsabilidades que adquirí al llegar al Congreso de la República y que, con trabajo, estudio y dedicación dejo a Colombia importantes leyes que contribuirán no solo a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos sino la productividad y desarrollo de sus regiones. Doy gracias a Dios y a mi familia por acompañarme en estos ocho años. Así mismo agradezco a mi equipo de trabajo legislativo por su gran disposición y valiosa colaboración en el desarrollo de mi agenda legislativa.
Ser senadora de la República fue una extraordinaria y enriquecedora experiencia profesional y personal. Busqué siempre acertar en mis decisiones y enaltecer la labor congresional.
¡Gracias Colombia!
@CharoGuerra