A pesar de todas las pretensiones de Karl Marx y sus seguidores, nunca se preocuparon por explicar en forma adecuada cómo funcionaría la sociedad y mucho menos cómo prosperaría después de que hubieran sido confiscados los medios de producción para ponerlos bajo el mando colectivo. Casi todo el tiempo, se limitó Marx a profetizar que la llegada del socialismo era inevitable y que el paraíso para los trabajadores que auguraba sería muy superior al estado insatisfactorio de las cosas por entonces.
En su artículo de 1920, titulado: Cálculo Económico en la Mancomunidad Socialista, advirtió Mises con una clarividencia sin par que “Si una entidad pública posee todos les medios de producción, le resulta imposible obtener precios racionales de quienes producen. Porque, después de todo, son estos precios consecuencia de los empresarios que compiten entre sí por los escasos recursos en el mercado para satisfacer las preferencias de los consumidores”. El Estado productor deforma los precios, los torna irracionales.
Cuando una sociedad comienza a funcionar sobre la base ´para cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades´ sostenía Marx que surgía en ella un nivel sin precedentes de eficiencia y de prosperidad.
Y así le argumentó Mises en contra: “Sin competencia por los recursos no surgen precios de mercado racionales para los bienes y servicios, y sin estos precios, no pueden los planificadores centrales elegir en forma lógica entre los miles de posibilidades existentes, con el fin de emplear en forma eficaz los recursos naturales y los bienes de capital a su disposición…Una sociedad socialista es una sociedad sin economía”.
¿Qué hicieron, entonces, los bolcheviques para poner en marcha sus profecías?
Primero. Con la impresión de billetes trataron de financiar su paraíso a partir de 1919. La misma idea de Gustavo Petro. El precio de un rublo de 1913 saltó a cien millones a finales de 1922. A partir de este año retornó Lenin a la moneda convencional basada en el oro.
Segundo. Instauraron la planificación centralizada considerada por el propio Lenin ´como la máquina que reemplazaría el mercado´ y que ´cubriría todas las ramas de la producción´ en palabras de Trotsky.
Nacionalizaron sus industrias, comenzaron a colectivizar la agricultura y los campesinos, las ´sanguijuelas´ para Lenin, produjeron casi exclusivamente para alimentarse ellos, mas no para vender en las ciudades, así les llegó la hambruna y una epidemia de tifus. Lenin retrocedió y sustituyó sus expropiaciones brutales por un impuesto agrario en especie. Gustavo Petro no propone expropiar, propone que el Estado se ´apropie, socialice´ las tierras improductivas por medio de impuestos. ¿La misma idea con distinto disfraz?
Tercero. Todo experimento socialista radical debe terminar con la opresión del pueblo, si los revolucionarios quieren retener su poder…Los bolcheviques no pudieron gobernar por consentimiento y optaron por hacer uso permanente del terror como única opción para perpetuarse. Petro organiza protestas con actos de terror para llegar al poder.
Conclusión de Agustin Etchebarne: “Resulta muy fácil ser comunista en una sociedad libre. Pero resulta imposible ser libre en una sociedad comunista”.
Referencia. Digitar en Google: Socialist Economies Are Impossible: Russia 1917-22. Autor: Bas Spliet. Publicado por el Von Mises Institute para ser reproducido por doquier.