Los países desarrollados tendrán que aumentar los subsidios al sector agropecuario para la adquisición de fertilizantes.
En Colombia el saco de úrea ha pasado de 90 mil pesos a 270 mil y ya en partes está a 300 mil. Lo mismo ha ocurrido con los abonos compuestos. La escasez es pronunciada y tiende a empeorar por la invasión a Ucrania.
En Colombia se aprobó la ley que crea el Fondo de Insumos Agropecuarios, han suspendido aranceles y se anuncia un apoyo a la compra de fertilizantes. El drama es tan grave que todo queda corto.
El aumento del salario mínimo, por consenso, fue de 10,07%, en su momento bien aplaudido. Hoy está perdido su efecto por la inflación anual de alimentos del 23% que equivale al 10% de incremento de la canasta en los sectores de menos ingresos. Por eso hemos insistido en el bono alimentario, que pagarían entre empleadores y Gobierno, dado que la economía está bien y el recaudo lleva un excedente de 17 billones.
A las iniciativas anteriores, que se pueden implementar y ampliar, se oponen propuestas, algunas de las cuales agita el dr Petro, que han demostrado que paran la producción, crean más desempleo, más pobreza y causan una inflación permanente. No necesitamos hablar de Venezuela, basta mirar Argentina.
Debería mantenerse la producción y apoyar a los consumidores de bajos ingresos. Crecimiento con equidad, sin hambre.
* Publicado en su cuenta de Twitter el 11 de abril de 2022.