La semana pasada, en un debate en la universidad Externado de Colombia, anunció, por ejemplo, la condonación de las deudas que cientos de miles de colombianos tienen con el ICETEX. De concretar dicha promesa, liquidará el sistema crediticio y dejará a muchísimos ciudadanos sin posibilidades para acceder a la educación superior.
El caso de las pensiones merece un análisis concienzudo. Petro posiblemente sea consciente de que su propuesta de nacionalizar los fondos privados, que en la práctica es una expropiación de los ahorros de millones de personas, le está generando un inmenso costo político. Pero así continúe intentando decir que no dijo lo que dijo, lo verdaderamente claro es que él va por ese dinero, que no es menor. Se trata de más de $350 billones de pesos. Una fortuna con la que él, Petro, afianzará su régimen socialista.
Imagínense por un solo instante que sus ahorros pensionales dejen de ser administrados por expertos en finanzas y pasen a ser controlados por los políticos profesionales asociados con Petro, como Roy Barreras o Armando Benedetti. Esas platas se esfumarían en un abrir y cerrar de ojos. ¿O me equivoco?
El talante arbitrario, violento e intolerante de Petro aflora rápidamente. El columnista de opinión que se atrevió a exponer los riesgos de la expropiación de pensiones, fue irresponsablemente señalado y expuesto por el candidato que dice ser el exponente de la “política del amor”. Hoy, la seguridad de David Ghitis -el periodista en cuestión- está en gravísimo riesgo.
Petro es un tipo que infunde miedo. Más allá de sus ideas absurdas, su forma de ser es tenebrosa. Obsérvenlo con detenimiento en sus intervenciones. Expele odio, resentimiento. Le es imposible mimetizar su sed de venganza. Es una persona que no mira a los ojos de su interlocutor. Unas veces taimado, otras evasivo y siempre desafiante. Una personalidad que infunde pavor.
Es cierto que muchísimas personas han expresado su voluntad de votar por Fico Gutiérrez movidos por el miedo. Pero el paso del tiempo y el desarrollo de la campaña nos ha permitido conocer en él a un candidato estupendo, que infunde seguridad y que despierta esperanza.
Petro nos conduce hacia el abismo neocomunista; Fico nos garantiza la supervivencia de la democracia. Petro persigue a opositores; Fico respeta las diferencias. Petro incendia y estimula las divisiones en la sociedad; Fico convoca, oye, lidera con talante republicano.
La política nunca puede ser vista como una confrontación que arroje vencedores y vencidos, como propone Petro. Eso daña a la sociedad, daña al Estado de Derecho y destruye la concordia ciudadana.
Las encuestas de intención de voto empiezan a reflejar un importante crecimiento de Fico Gutiérrez, hecho que nos indica que tenemos una gran posibilidad de elegir a un presidente óptimo, a un gobernante que no se desmarque de las reglas democráticas, que ejerza el poder respetando a todos, sin persecuciones ni arbitrariedades.
Nuestro valor más grande es la democracia. La mafia, el terrorismo, el crimen organizado llevan décadas tratando de arrebatárnosla. Ahora quien se empecina en hacerlo es Gustavo Petro. No se lo vamos a permitir. Defendemos y seguiremos defendiendo nuestras libertades y, por eso, vamos a trabajar sin descanso para lograr que el próximo presidente sea Fico.