Si alguien no le teme a Gustavo Petro, bien puede temerle a Francia Márquez, su fórmula vicepresidencial. ¿Qué sería de Colombia en manos de esta mujer fanatizada y resentida? Una persona que desperdicia su tiempo en ataques feministas, racistas, antisistema y hasta en el uso de un lenguaje inclusivo tan absurdo como ridículo, aunque es lo de menos ante las sutilezas de su pensamiento.
Dicen que le inventaron un trino en contra del capitalismo, pero muy acorde con lo que ella y los del Pacto Histórico suelen plantear. ¿Será que tampoco relacionó en una entrevista la industria de la caña con el esclavismo?
Y como Petro sabe que puede perder las elecciones en Antioquia, tal como pasó hace cuatro años en beneficio del hoy presidente Duque, ha decidido que Francia se instale de manera permanente en Medellín, donde el alcalde Quintero también ha volcado su administración a hacerle campaña a su jefe, el Señor de las Bolsas.
Por cierto, el mismo Petro fue desmentido por Antonio Navarro Wolff en el sentido de que no participó en la Constituyente de 1991. Cuentos chinos que se inventa el exguerrillero para dotarse de una épica no violenta de la que carece. Por eso a los suyos les toca tomarse iglesias en plena celebración para meter miedo y advertir lo que pasará si no ganan. Ya también queman colegios, luego vendrá el incendio de iglesias y desórdenes no vistos aún en el país.
Para ganar como sea, Petro tiene algunas cartas marcadas. Una de ellas, sin duda, es el registrador nacional Alexánder Vega, cuyo padre fue condenado por compra de votos y uno de sus tíos, por peculado. Es decir, un hombre por cuyas venas corre el chanchullo y la corrupción, y quien, tras haber ofrecido el recuento de votos para el Senado, se patrasió y canceló el asunto, justo como Petro pedía.
Su argumento —y el de muchos— es que el escrutinio fue realizado por centenares de jueces de la República y otros funcionarios judiciales que supuestamente tienen toda la idoneidad y solvencia moral para realizar esa labor con absoluta honestidad, como si no pertenecieran —casi todos— al sindicato de Asonal Judicial, lo que los hace tan cercanos al Pacto Histórico que es como encomendarles el escrutinio a los terroristas de ‘Primera Línea’, el brazo armado de Petro, o al gobierno de Moscú, que es el que está patrocinando las violentas protestas urbanas en Colombia.
Si al Centro Democrático de Uribe le hubieran aparecido la mitad de los votos que le aparecieron al Pacto de Petro, el escándalo sería monumental; estaríamos al borde de una insurrección. Por eso, para restablecer la confianza, podría practicarse un reconteo de votos en un par de departamentos al azar con el fin de comparar resultados y poder concluir si solo se trata de errores aislados o si hay algo más. Pero ya cancelaron el tema con un sospechoso «deje así».
Los colombianos tenemos que abrir bien los ojos para ver las diferencias entre un extorsionista, secuestrador y asesino que proclama con cinismo la «política de la vida», trata de neo nazis a los periodistas y se acompaña de una marxista radical, y un hombre intachable que elige como fórmula vicepresidencial a un médico que vive salvando vidas. El que tiene ojos, que vea; el que tiene oídos, que oiga.
@SaulHernandezB