En política suelen darse, entre otros, dos tipos de políticos, aunque finalmente parecidos. Uno son los “ninipolíticos”, esos carentes de ideas sólidas que no son ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, aunque posan de “sesudos alternativos”. Y el otro son los marxistas promotores de visiones fundamentalistas históricamente fracasadas y alejadas de la realidad y la decencia.
Por lo raquítico de sus “propuestas”, ambos usan idéntica fórmula para competir con los demás. Apelan al estúpido argumento de llevar todo al terreno de una política de una sola dimensión, donde el único recurso es la idea de los “extremos”.
Los ninipolíticos aseguran que los males del país son culpa de todos los distintos a ellos, esos extremistas que polarizan al país; por lo tanto, votar por ellos solo agrava la situación. Entonces, los ninipolíticos, impolutos y monopolistas de la decencia, son la solución del país porque no son ni de un extremo ni del otro, ni de nada, finalmente. Su supuesta “neutralidad” es el remedio mágico.
Los marxistas, como Petro, arrinconados en un sector del falso espectro político unidimensional, para no tener que ser convincentes ni coherentes, reducen todo a la supuesta “maldad de los de la extrema derecha”, que son todos los que no son ellos, porque cuando uno está en el Polo Norte, para donde mire es el Polo Sur. La “extrema derecha” es entonces la culpable de la pobreza, la desigualdad y cualquier mal real o imaginario.
Por eso ambos quieren trivializar la disputa electoral, intentando satanizar a Federico Gutiérrez como el candidato de la “extrema derecha” y del Centro Democrático. ¡Qué pobreza argumental y miedo a competir con ideas! Fico es el representante de la democracia y la libertad, y por ello tiene y tendrá el apoyo de muchos sectores políticos, siendo el Centro Democrático solo “uno” de tantos.
Si Fico es “uribista” porque el Centro Democrático decidió apoyarlo, entonces ¿en qué se convierte Petro al ser el favorito de las Farc y el Eln? ¿Concluimos, entonces, que nunca dejó de ser un narcoterrorista y guerrillero? Y si la Alianza Verde apoya a Fajardo, pero también es miembro del Foro de São Paulo, una federación de marxistas y terroristas, entonces ¿concluimos que Fajardo es otro de ellos?
Si Fajardo, ahora encabezando una borrosa agrupación y dueño de una soberbia con esteroides, por no resultar ser uno de los ganadores en primera vuelta, decidiera recomendar a sus seguidores votar en blanco o abstenerse, sería el artífice de una canallada. ¡Eso no es “neutralidad”, eso es “complicidad” con el candidato marxista! Igualar a un exterrorista y exsecuestrador con un representante de la democracia y la libertad sería mezquino, repugnante y enfermizo. Los seguidores de Fajardo no deberían ser cómplices del colapso de Colombia, así su jefe quisiera pasar a la historia como un secuaz “involuntario” de Petro.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 21 de marzo de 2022.