El populismo, perversa estrategia que enciende emociones y desmedidas pasiones en la población más desinformada, de nuevo se viene enquistando en el hemisferio. Su retórica demagógica que ofrece concesiones que halagan la sensibilidad social, ha conseguido embaucar a la población más pobre para apoltronarse en el poder. Este retroceso posterga el sueño posible de hacer de América Latina una sociedad civilizada y determinada por la educación, la libertad y el orden.
La dialéctica comunista que se afinca en el nacionalismo exacerbado, propio de aldeas primitivas y de sociedades autárquicas, conspira contra la cooperación entre naciones y cercena la integración de sus mercados. Las diatribas incendiarias contra los países desarrollados o no afines a su credo, siembra odio y resentimiento en la población, prolonga el aislamiento y aplaza la inserción de las naciones al desarrollo.
La región no debe seguir el sendero perdido del comunismo, que tanto abuso, atrocidad y atraso trajo al mundo, y que degradó, en la implantación regímenes totalitarios y criminales. Pareciera, que, para algunas naciones de América Latina, no ha sido suficiente el rotundo fracaso del comunismo e insisten en experimentar su doctrina. El mesianismo del credo comunista, por ignorar su propia historia, no aprende de ella.
El rechazo al orden legal y su desacato promovido por gobernantes populistas, explica la anarquía de muchas comunidades, que ingenuamente creen que en la insubordinación y el vandalismo está la solución de sus problemas. Pero en contrario a sus anhelos, estas manifestaciones sediciosas, solo siembran caos y perpetúan el subdesarrollo.
La retórica populista, que propala medidas cortoplacistas para reducir la pobreza y que son de buen recibo popular pero insostenibles en el tiempo, pretende remplazar la planeación y la construcción de un desarrollo prospectivo, ordenado y sostenible.
Está más que probado, que el asistencialismo, los subsidios y las prebendas, que, si bien tienen un efecto positivo de carácter temporal en la población, resultan siendo inútiles por solo remediar las consecuencias y no las causas que originan los problemas estructurales de la sociedad.
Contrario a los postulados que predica el populismo, el aumento desmesurado del gasto público, agudiza el déficit, provoca endeudamiento, encarece impuestos, desata inflación, destruye empresas y empleos, y, origina más pobreza.
No fue aventurado vaticinar, que algunos de los gobiernos del llamado y desvencijado eje bolivariano, desbordarían su capacidad de gasto e impedirían la monitoria de su política monetaria y cambiaria; como tampoco fue aventurado predecir, desorden en sus finanzas, abusivas expropiaciones, aumento de impuestos, y hasta emisión furtiva de dinero para engañosamente financiar su desmesurado gasto. Este libreto ajado y obtuso, no es nuevo ni novedoso, pero sí, siempre recurrido por los fletadores de la desesperanza
El populismo comunista siembra ilusiones, pero solo cosecha frustración y más pobreza, y Colombia, no está inmune a esta plaga. Basta ver las turbas violentas que ingenuamente siguen a Petro y sus prédicas arrevesadas para acabar la pobreza.
Ojalá que el paso asolador del populismo por la región pronto termine y ayude a preparar líderes íntegros y capaces de modificar su rumbo y de direccionar la sociedad latinoamericana hacia un estado de bienestar social en el que reine la educación, el respeto y el orden.
A Colombia le llegó la hora de definir su futuro, y las opciones son solo dos; seguir rectificando el camino y fortalecer su perfectible democracia o, entregarnos a la voluntad populista del disparatado e inepto Gustavo Petro y de un puñado de criminales sin ideas ni ideales que llegaron al Congreso en premio a sus fechorías.
Que no se olvide lo ocurrido en Chile, donde el 55% de los electores no votaron y hoy con amargura y arrepentimiento se lamentan de no haberlo hecho, y con ello permitieron, que un oscuro y perturbado populista sea quien determine el futuro de esa nación.
*Rafael Rodríguez-Jaraba. Abogado Esp. Mg. Consultor Jurídico. Asesor Corporativo. Litigante. Conjuez. Árbitro Nacional e Internacional. Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia.