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Juan David Escobar Valencia

Hay preocupación por los “presagios” de las recientes encuestas de intención de voto para las próximas elecciones presidenciales. Dichas encuestas realmente no me asustan, pero sí la mediocridad y superficialidad de algunos votantes y medios de comunicación que creen hablar de política hablando de políticos y no de propuestas.

La confiabilidad de una encuesta electoral depende de tantos factores que no alcanzan a enumerarse en un espacio tan corto, pero —además de saber quién la hizo, a quiénes y cuántos encuestaron y cuántos respondieron, cómo la hicieron y quién la pagó— hay un factor fundamental que tener en cuenta: ¿cuándo se hizo?

Una encuesta de intención de voto presidencial es una apuesta imprecisa de futuro, más aún si, como supuestamente dijo el físico atómico Niels Bohr: “predecir es muy difícil, especialmente si es sobre el futuro”, y por ello mientras más lejano sea el horizonte de tiempo de la predicción, mayor el riesgo de fallar.

Si además de la absurda cantidad de candidatos presidenciales, que indica que hay más desempleo que el estimado por el Dane, debemos considerar todo el tiempo y las cosas que faltan por pasar antes de las elecciones, la certeza y credibilidad de estas encuestas prematuras son más escasas que la probabilidad de saber simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula, como aprendimos con el principio de incertidumbre de Heisenberg, que nos enseñaron en el colegio luego de explicarnos los modelos atómicos de Rutherford y Bohr.

Por eso las tan cacareadas encuestas prematuras de la semana anterior son más indicadores de “recordación” que de “intención de voto” y terminan pareciéndose mucho a las idioteces del horóscopo, que no predice nada, sino que predispone. Pero como para la pendejada no hay vacuna, por eso hay creyentes del horóscopo y de las encuestas prematuras.

Si alguien es tan estúpido para creer sin argumentos, o con argumentos con menos peso que el de una partícula subatómica, que su vida estará determinada por la posición de los planetas del sistema solar cuando con mucha estrechez salía de su madre, ¿por qué sorprenderse de que algunos crean los resultados de encuestas prematuras que recogen la opinión de personas con menos argumentos que el horóscopo y que no han oído ni leído las propuestas de los candidatos, algunos sin ellas y otros con unas que más bien son amenazas al futuro del país?

Por qué las encuestadoras serias, que espero existan, no hacen la siguiente pregunta en su formulario: “¿Ya leyó las propuestas de los candidatos?”.

Cuando los colombianos entiendan realmente lo peligrosas, inviables y ridículas que son las propuestas de Petro, y sean conscientes de la estafa ideológica de los vendedores de humo que conforman el emprendimiento electoral que tiene la “Esperanza” de ser “Coalición” y de que la gente crea que son de “Centro”, y no petristas que no han salido del clóset y estuvieron de acuerdo con los bloqueos de principios del año, los resultados de las encuestas serán muy distintos.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de diciembre de 2021.

Publicado en Columnistas Nacionales

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