Muchos antioqueños estamos cada vez más convencidos de que él no se hizo elegir para gobernar, sino para darle trámite a sus frustraciones y traumas a través del ajuste de cuentas con el empresariado y los generadores de empleo de nuestra región.
El alcalde, en vez de ejercer su liderazgo para buscar una solución, se ha concentrado en la profundización de la crisis de ‘Hidroituango’, diciendo mentiras y manipulando la realidad. Hoy, las presas están a un 85% de su capacidad, situación delicada que el doctor Quintero o desconoce o no quiere -o puede- comprender.
Las permanentes agresiones que brotan de la boca del alcalde, además de desmoralizantes, envían una señal muy equivocada que genera pánico en la comunidad, pero especialmente en los inversionistas y empresarios que empiezan a temerle a ese agresivo tirano que habita en el alma del mandatario de la capital antioqueña.
Ahora la ha emprendido contra el consorcio encargado de la construcción de la hidroeléctrica, acusándolo -sin mostrar una sola prueba- de utilizar materiales de mala calidad, señalamiento temerario y falaz que, enhorabuena, fue desmentido por los constructores.
El alcalde “progre” de Medellín es un mentiroso redomado cuyo legado, cuando culmine su accidentado mandato, será de miseria, polarización y pobreza. Hoy, los medellinenses nos sentimos tristes y agobiados con el alcalde que nos toca padecer por obra y gracia de una mala decisión de las mayorías que votaron por ese individuo en las últimas elecciones.
Hace algunos años, Colombia exportaba energía hacia Ecuador.
Ahora, la situación es contraria. El 99% de la energía que Ecuador exporta, llega a nuestro país. Según las cifras del ‘Banco Central del Ecuador’, desde 2016, ese país se estableció como el principal proveedor de energía de Colombia. Entre los años 2019 y 2020, nuestro país pagó más de $122 millones de dólares en energía comprada al vecino país.
Por cuenta de la campaña de desprestigio fundamentada en falacias y verdades a medias contra ‘Hidroituango’, empresas de ingeniería respetabilísimas de nuestra región están a punto de cerrar sus puertas para siempre.
La ingeniería antioqueña es motivo de orgullo nacional. Decenas de miles de empleos directos son generados por estas empresas que han sufrido las consecuencias de la infame persecución desatada contra la hidroeléctrica.
Entendamos que la energía es un bien estratégico. No se puede jugar a la política con ella. Estamos poniendo en riesgo nuestra autonomía nacional, porque como bien se lo preguntaba hace algunos días el reconocido columnista, Saúl Hernández Bolívar, tenemos que formularnos la pregunta de dónde va a salir la energía que está prevista se produzca en ‘Hidroituango’. Tiene razón el analista al decir que con unos paneles solares y unos cuantos molinos, esa necesidad no quedará satisfecha.