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Darío Ruiz Gómez    

Sabe Stalin cuando todo el poder es suyo, que lo decisivo es la tarea de crear un lenguaje acorde con su proyecto totalitario, que sea  capaz de borrar la presencia de la odiada “cultura burguesa” – permítanme que insista en ello porque es lo que nos está sucediendo-, instrumentando  brutalmente un lenguaje burocrático en el cual no existe el recuerdo y mucho menos la duda, porque sencillamente ya no hay individuos sino camaradas felices y  por lo tanto la Filosofía, que es duda, desgarramiento, está proscrita y la neolengua debe limitarse a perseguir a quienes  prefieren la vida a las falsas utopías.

A Thzdánov, un rígido funcionario, le corresponde entonces crear una Academia de Escritores, que deben seguir al pié de la letra estas instrucciones: en una sociedad colectiva ha desaparecido el individuo, el amor individual se condena, no puede existir la pesquisa policíaca porque en la “diáfana sociedad colectiva” solo debe darse el buen humor de las camaradas arando la tierra o entonando cantos revolucionarios en las grandes fábricas. Por lo tanto, escritores como Dostoievsky que analizan el dolor humano, los infiernos del remordimiento, deben ser borrados, eliminados de las Bibliotecas, de la memoria de las juventudes. Naturalmente los escritores que Zhdánov recluta para sus Academias eran escritorzuelos con todo el resentimiento de quiénes saben que no son nada literariamente.

En Colombia la tarea de socavar el lenguaje sigue encontrando en las redes sociales el medio más eficaz, para que los enemigos de la Democracia lleven a cabo su tarea destructora, “descolonizando” la lengua de la pluralidad y de la vivencia de las tradiciones, para sustituirla por los estereotipos “revolucionarios”, por las estrategias de la ignorancia para someter a niños y adolescentes. Estos grandes lavados de cerebro dejan unas dañinas secuelas. La provinciana pataleta de algunos escritores de izquierda por no haber sido invitados a Madrid, muestra que si algo no les interesa es la literatura.

Nada mejor entonces que los medios de comunicación –de los cuales es imposible esperar una visión crítica de los hechos- para continuar con la degradación del lenguaje y la instauración de la falsedad y la calumnia. La noticia de que la Real Academia Española de la Lengua ya aceptó la palabra “abudinar” como significado de estafa, pareció ser corroborada por un supuesto informe de la RAE que dijo haber  recibido “suficiente información”  pero que aún no se había  pronunciado al  respecto, lo cual  ha puesto al descubierto el montaje de  una flagrante mentira,  que se constituye en un verdadero linchamiento mediático, donde lo que sí se ha quedado en claro es que la línea más radical de la llamada “Oposición” está dispuesta  a recurrir a lo peor con la sorpresiva colaboración de los nuevos “contestatarios liberales”, que cayeron  en la trampa tendida por esa Oposición al no darse cuenta de que lo que buscan éstos es quebrantar la democracia, haciéndolos creer que el único enemigo  a combatir es el Presidente Duque.

Y esto es lo peor: carecer de la honradez necesaria para darse cuenta de que linchar a la Ministra sin oír antes sus descargos, sin haber sido condenada o absuelta por la Fiscalía o la Procuraduría, es lo que buscaba el fundamentalismo criollo, a través -¿qué tal León Fredy Muñoz convertido en paradigma de la Ética?-  del montaje de una plataforma para desinformar  a la opinión pública.

La gran tragedia de Francia, de Alemania, recordemos, partió de la traición de los llamados Partidos políticos que, entregados a vanas disputas electoreras, se olvidaron de su tarea de defensa de las instituciones y cuando quisieron reaccionar ya el totalitarismo había destruido la democracia.

P.D.   A través de la T.V. asisto a Mociones de Censura en El Congreso de los Diputados de España, que se constituyen en verdaderos debates de ideas. Cualquier tipo de linchamiento es una afrenta a la Democracia y al deber ético de una verdadera información mediática.

Publicado en Columnistas Nacionales

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