Otras opiniones
Los Irreverentes (Editorial)
A pesar del matoneo en redes sociales y de la infame persecución de que ha sido víctima la ministra de TIC, Karen Abudinen por cuenta de la estafa a la que fue sometida la cartera que ella dirige, los resultados de la investigación emprendida y liderada por ella han sido mejores de lo que muchos alcanzaron a imaginar.
Julia Correa
Como es conocido, la semana pasada se llevó a cabo un dialogo entre el expresidente Álvaro Uribe y el padre Francisco de Roux en el que también estuvieron presentes los comisionados de la denominada Comisión de la Verdad, Lucía González y Leyner Preciado.
Miguel Ángel González O.
Al recibir el Premio Nobel de Literatura en 2005, Harold Pinter defendió con potencia la búsqueda de la verdad en el debate público. En el arte, afirmó el dramaturgo, la verdad es siempre esquiva: muchas verdades se reflejan, se retan, se ignoran. No importa qué es mentira y qué es cierto: una cosa puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa. El lenguaje se vuelve transacción ambigua. Pero el inglés fallecido en 2008 precisó que como escritor adhería a esas premisas, mas “como ciudadano” debía “preguntar qué es verdad, qué es falso”: hallar la verdad es una tarea que no debe ser postergada sino llevada a cabo ahora. Lamentablemente, advirtió el también actor, la actividad que nos hace ciudadanos, la política, termina a veces convertida por unos en una sátira en la que no importa la objetividad, en una sátira de sermones, en una sátira en la que la verdad estorba. Y es más lamentable cuando la verdad de algunos estorba a una comisión de la verdad.
Thierry Ways
A pesar de las tensiones, el testimonio de Uribe ante la Comisión de la Verdad es un paso positivo.
Mauricio Botero C.
Según reciente estudio del Instituto de Ciencia Política (ICP), “representantes de organizaciones sociales y gremiales y un grupo de parlamentarios de distintos partidos concuerdan en que Colombia ya cuenta con un acervo normativo y una institucionalidad suficientes para cumplir con los objetivos del Acuerdo de Escazú. Además, reconocen que la entrada en vigencia de dicho tratado configuraría una serie de riesgos en materia de seguridad jurídica, al abrir la puerta para que diferentes actores nacionales o extranjeros, sin bases técnicas o científicas, ya sea por oportunismo, intereses económicos o ideológicos, obstaculicen a través de instancias internacionales el desarrollo del país y el aprovechamiento de los recursos naturales de forma sostenible, desconociendo la voluntad de las comunidades locales y afectando la soberanía nacional”.
Marta Lucía Ramírez*
¡Nuestra prioridad es la gente de todos los rincones de Colombia!