Juan David Escobar Valencia
Juan David Escobar Valencia
La invasión a Ucrania ha sido otra demostración de que existen vasos comunicantes, no siempre visibles, entre todas las naciones, que transmiten tanto lo bueno como lo malo. “Descubrimos” que el precio de la comida y los fertilizantes que la han hecho más accesible y barata, llenar el depósito de combustible del vehículo, inclusive del gas que hace brillar los tubos de neón, dependía de una pelea rancia entre países aparentemente lejanos.
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Las caídas parecieran ser parte inevitable de la vida y por eso la única manera de no tener las primeras es cuando no tienes la segunda. Las equivocaciones y las caídas pueden ser el resultado de muchas cosas, como por ejemplo: sobrestimar la capacidad de mantener el equilibrio a pesar de las circunstancias no siempre controlables o mal monitoreadas, considerar que dicho equilibrio depende exclusivamente de lo que hagas y no también de otros, creer que la forma de mantenerlo no cambia en el tiempo una vez aprendiste una modalidad que lo ofrece, o desplazarse a una velocidad considerablemente mayor o menor, y durante mucho tiempo, a la que los demás lo hacen, pues las colisiones serán inevitables.
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Repetidamente he dicho que la supuesta “polarización” política, artificialmente creada para justificar propuestas políticas extremas y desprestigiadas, o vacías pero disfrazadas de neutralidad, no era el verdadero problema de Colombia. Dicha polarización, atizada por muchos medios de comunicación mediocres que viven de alimentar la pendencia, no es el mal que nos corroe porque en democracia la rivalidad en política es normal. Encuentren un caso donde la controversia política en democracia no sea intensa. El único antídoto para la polarización es la dictadura, y de eso sí encontrarán ejemplos, especialmente en el vecindario.
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Por culpa del comunismo, millones de humanos han sufrido y siguen sufriendo: penurias, aniquilamientos, violaciones, hambre, humillación física, degradación espiritual, pobreza institucionalizada y exterminio del deseo de vivir. Además de ser un modelo inviable, ni siquiera apto para hormigas, y con errores estructurales tan severos que ha demostrado históricamente ser un fracaso a costa de las personas y la economía, de igual manera la misma naturaleza humana tarde o temprano lo derrota. No sin razón Václav Havel, el dramaturgo y primer presidente postsoviético de la República Checa, dijo: “el comunismo fue derrocado por la vida, por el pensamiento, por la dignidad”.
Juan David Escobar Valencia
Aunque no tendría que ser un ejercicio de imaginación, piense en la siguiente situación. Usted es accionista de una empresa llamada Colombia, de la que vive y posiblemente vivirán sus hijos y nietos. Si está buscando un gerente para administrarla, ¿no se haría usted estas preguntas?:
Juan David Escobar Valencia
Hacer una alianza con un aliado poderoso y crear un conflicto entre enemigos potentes: estos son los medios que emplea el sabio para incrementar su propia fortuna y prosperidad.
Juan David Escobar Valencia
Mis primeras visitas a EE. UU. no iniciaron de manera agradable porque mi apellido y lugar de nacimiento provocaba una mirada inquisidora de los funcionarios de inmigración. Pero, además, en esa época había un delincuente prófugo con un nombre casi igual al mío, a quien le debo haber conocido sitios poco gratos de aeropuertos estadounidenses.
Juan David Escobar Valencia
“Lo que yo decía, señor juez, ahí está el detalle, como yo dije, qué casualidad, por un perro que a lo mejor era gato”..., “y ora de que no y que sí y que a lo mejor; ¿y ora, ya llegó?, pues, total, yo creo, ¿no?”..., “claro que llegó, ¿a poco yo iba?, y luego el prestigio profesional, y luego el perro y el gato y el loro, yo ni modo, yo siempre lo he dicho y ahí está el detalle, y luego el toro que ordeñaron, ¿y quién mató?, ¿y no está aquí el verdadero Leonardo?, ¿y no este es inocente y el otro Leonardo también?, y yo ni modo, yo siempre lo he dicho, y ya está, y, claro, ya está el golpe, ¿o no?”..., “ahí está el detalle, señor juez, y estos qué dijeron, porque, total, usted, yo, nosotros y nooo, no, señor, las cosas por su propio peso, la justicia viene para acá, nosotros allá y estos acá; además, usted, viejito, nunca se raja”..., “ay, mira cómo eres, pero ¿y de hoy qué?, ¿verdad que no?, ¿o a qué sí? No tanteada, ahí está el detalle de veras. ¿Pero la identificación? ¿O los dos van siendo Leonardos? ¿Y por qué no lo dijo antes? Porque arreglado aquel desde el principio, porque nosotros, verdad, desde el punto que dijimos, con razón decía que perro, eh, ¿o no?”..., “¿ora sí lo ven? Todo aclarado. Si hablando en cristiano se entiende la gente. ¿O no?”