Pero igual que el candidato, ese Pacto, o petrismo como lo llaman hoy, nunca se preparó para gobernar.
Al repartir la torta burocrática Petro, empezaron los problemas.
Unos satisfechos y otros muy desengañados.
La llegada de Roy Barreras, un oportunista de todos los gobiernos a la presidencia del Senado, fue un golpe mortal para el aliado más fuerte y leal de Petro, que es el Senador Gustavo Bolívar.
No había nada que justificara entregarle a un oportunista como Roy la presidencia del Senado, dejando por fuera esa firme aspiración de Bolívar.
De ahí para adelante todo ha sido un caos que no deja satisfecho a nadie.
El Partido Verde que recibió una buena cuota burocrática, terminó siendo el actor principal en la caída de la Reforma Política.
Era un engendro como todas, pero nadie imaginó que fueran los verdes los sepultureros.
La inestabilidad en el gabinete ministerial, revuelta con todos esos escándalos en la Casa de Nariño, no han permitido crear una alianza política fuerte alrededor de Petro.
De hecho, el 7 de agosto del 2022, Petro tenía a su lado un 74% de los congresistas.
Eso le auguraba un futuro muy despejado para el trámite de sus reformas y su gobernabilidad en lo general.
Pero Gustavo Petro es muy mal administrador y un pésimo líder.
Eso ya lo mostró en su catastrófica Alcaldía de Bogotá.
La opinión desfavorable de Petro hoy anda llegando al 70%.
Y en el Congreso, no tiene siquiera el 40% de apoyo político.
Dejar plantados los alcaldes y después los gobernadores, fue un mal paso para su gobernabilidad.
Ha perdido la confianza del sector productivo y las cifras de la economía lo están enterrando.
El politiquero manejo del alza del salario mínimo y el alza brutal de la gasolina, están acabando con la clase media y llevando los pobres a la miseria.
Pero donde más duro le ha dado el gobierno Petro al país es en el orden público.
Todo parece estratégicamente planeado.
Descabezar de esa manera brutal las FFAA, ha sido lapidario.
Pero además están desmanteladas, y desmoralizadas.
Eso de mandarlas a las zonas de conflicto con la orden de no disparar es suicida.
Y tiene una cifra récord de militares asesinados.
A Petro eso le tiene sin cuidado.
Pero el ELN, las FARC, y el Clan del Golfo se han tomado con la complicidad presidencial 10 departamentos.
Pero además están en guerra, matándose ellos mismos por el dominio.
Los desplazamientos han sido continuos y enormes.
Los gobernadores y alcaldes no son capaces ya de contener esa toma violenta del país.
Piden apoyo del gobierno nacional, pero allí nadie les para bolas.
Todas estas situaciones han hecho pedazos al Petrismo.
Petro ya no puede hacer apariciones en público por que recibe siempre unas duras rechiflas.
Haber comprado a algunos congresistas para la reforma de la salud, ha hecho muchos más daños al Pacto Histórico.
Se parece hoy más a una casa de citas que un partido político.
Después de la barrida electoral de octubre 29, Petro siguió dividiendo más.
Invitar a unos gobernadores y dejar por fuera a los otros ha sido la cuota inicial de su fin.
Y como si faltara algo, Ospina en Cali y Quintero en Medellín, sus grandes alfiles, salen despreciados como dos ladrones y rumbo a la cárcel.
Lo de Quintero en Medellín lo tienen tan probado y documentado, que se habla ya de su salida para Canadá a pedir asilo político y evadir una cárcel que la tiene segura.
Ese es el balance del Pacto Histórico con 16 meses de mandato.
¡Y siguen vendiendo la “Paz total” y “Colombia potencia mundial de la vida!”
Pura narrativa barata.
¡Los hechos la dejan por el suelo!
¡Catastrófico!
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