En los últimos meses se han presentado una serie de situaciones en el sector eléctrico que generan preocupaciones con respecto a la confiabilidad del suministro y la estabilidad financiera de algunos prestadores del servicio. Me referiré a tres temas puntuales que pueden agudizarse en el corto plazo y convergir para crear una especie de tormenta eléctrica perfecta.
En primer lugar, la Asociación Colombiana de Distribuidores de Energía Eléctrica ha alertado sobre las dificultades financieras que están padeciendo las empresas comercializadoras de energía. En concreto, por deudas acumuladas de subsidios no pagados y la imposibilidad de recuperar saldos diferidos de periodos anteriores, los cuales han aumentado aceleradamente en los últimos meses por medidas regulatorias establecidas por la CREG, valga la pena decirlo, acordadas con algunos gremios del sector, varias comercializadoras enfrentan un riesgo de insolvencia financiera, comprometiendo la calidad y la continuidad del servicio. Como las comercializadoras son el eslabón financiero más importante en la cadena de suministro, y dado que las deudas podrían llegar a representar hasta 3 años de ingresos, la viabilidad económica de su operación podría verse comprometida, generando un riesgo sistémico para el sector.
En segundo lugar, la situación de las comercializadoras se ha agravado como consecuencia de medidas adoptadas con la intención de beneficiar a otros eslabones de la cadena. Por ejemplo, la suspensión de los contratos de largo plazo adjudicados en las subastas de energía renovable de 2019 y 2021, los cuales garantizaban precios muy competitivos, le dio un respiro a las generadoras de energía renovable que tienen atrasos en sus proyectos, pero le generó una carga adicional a las comercializadoras, las cuales estarían obligadas a contratar nuevamente esa energía, incrementando su exposición a la bolsa de energía. El precio de bolsa, a su vez, está en aumento por la llegada del Fenómeno del Niño, el cual hace que los generadores hídricos hagan una planeación más estratégica de sus embalses y haya que recurrir a la generación térmica, la cual es más costosa, y algunas empresas ya han alertado sobre una estrechez en el suministro de gas natural. Dado el precedente de la suspensión de los contratos de largo plazo, algunos generadores temen que incrementos en el precio de bolsa, el cual podría superar el precio marginal de escasez en los próximos meses, motive una intervención a este mecanismo. Esta situación estresaría aún más el sistema, pues los generadores podrían verse obligados a gastar el agua que hoy están optimizando para cumplir con obligaciones del cargo por confiabilidad, causando una situación de escasez en el futuro.
Finalmente, está por verse como se desarrolla el Fenómeno del Niño en Colombia, el cual el IDEAM pronostica que durará, por lo menos, hasta inicios de 2024. Dada la coyuntura actual y si no se toman las medidas adecuadas, un Niño similar al de 2015-16 llevaría al sistema a una situación de estrés crítica. El sistema eléctrico le ha respondido eficientemente a los colombianos y ha sido referente internacional en los último 30 años, y aunque seguramente tiene muchas cosas por mejorar, preservar su confiabilidad y fortalecer su resiliencia debe ser prioritario para todos los agentes del sector.
*Miembro Distinguido Visitante del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia en Nueva York.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 2 de septiembre de 2023.