Las palabras de Fico constituyen un gran hecho en el presente político de Colombia: demostraron que él es quien decía que era.
Las tesis de Fico eran tres, básicamente.
Primero, que se trataba de un líder independiente; segundo, que su convicción fundamental consistía en salvar a nuestra democracia de un zarpazo ultraizquierdista y, tercero, que para ello era imprescindible dar pasos que unieran a los colombianos.
Esta es la primera vez que un candidato que saca la magnífica cifra de cinco millones de votos no se sienta a pensar en cómo negociarlos, sino a pensar cómo orientarlos. A sabiendas de que esos cinco millones de votos son los imprescindibles para la victoria en la segunda vuelta, Fico, en un acto de responsabilidad y grandeza, salió a plantear que hay que votar por Rodolfo Hernández.
Hay que anotar que buena parte de su grandeza radica en que, habiendo sido el candidato más agredido por Rodolfo Hernández, salió a respaldarlo sin ningún tipo de rencores, reservas ni condicionamientos.
Demostró que era efectivamente independiente porque para apoyar a Hernández no tuvo que pedirle permiso a nadie. Si hubiera sido el de Duque o el de Uribe o el de la clase política, tal como se lo señalaban sus enemigos, no hubiera podido tomar la decisión con la rapidez, la libertad y la transparencia con que lo hizo.
Demostró que su convicción fundamental radica en la defensa de la democracia y que para ello es imprescindible derrotar a Petro.
Y demostró que la unidad que tanto predicaba no era una frase vacía en una campaña electoral, sino un propósito verdadero, fue sobre esa convicción como les pidió a sus electores integrar la unidad nacional que hoy comienza a rodear la candidatura de Rodolfo Hernández.
Fico dijo con todas las letras que el pueblo colombiano había hablado y que había que escucharlo y respetarlo.
Hay que reconocer que lo que pasó con Rodolfo Hernández es impresionante.
Rodolfo Hernández logró convertir en votos de carne y hueso la aspiración de cambio que moviliza al país, el cambio contra la corrupción política. El fenómeno de opinión más grande y nítido de la historia de Colombia acaba de concretarlo el ingeniero. Mientras Petro se vanagloriaba de tener una maquinaria de cien mil testigos electorales, el ingeniero no tenía ni uno. Mientras Petro se armó con los artilleros de la política corrupta más reconocidos, el ingeniero no ha hecho un solo pacto con políticos. Mientras Petro lleva treinta años haciendo política entre el Congreso y los cargos públicos, el ingeniero solo ha sido un buen alcalde independiente de una de las ciudades de las regiones que claman el cambio. Podría decirse que nos tomó por sorpresa que este país ya hubiera entendido que Gustavo Petro forma parte de la clase política corrupta que todos queremos cambiar.
No quiero ni imaginar el grado de hostilidad y puñaladas con que el petrismo se le vendrá encima al ingeniero en estas tres semanas. Todos sabemos que en eso son expertos. Intentarán quitarle la bandera anticorrupción diciendo que es un corrupto, intentarán desconocerle su buena alcaldía de Bucaramanga diciendo que es un viejo loco, intentarán decir que votar por Rodolfo es un suicidio. En fin, intentarán, según la táctica de Goebbels, trasponer sus culpas sobre el adversario para endilgarle a Rodolfo todo lo que el país sabe del petrismo.
Por eso es tan importante comprender a cabalidad el gesto de grandeza y la orientación política a sus electores que acaba de dar Fico Gutiérrez.
https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 30 de mayo de 2022.