En esos archivos se establece la desconfianza que existía entre Petro y las Farc. Pero no era por razones políticas o ideológicas. La pugna era por el “amor” de Chávez.
Uno de los hombres fuertes del chavismo, el exministro Ramón Rodríguez Chacín buscó a las Farc a comienzos de octubre de 2001 con el fin de conocer un poco más sobre Gustavo Petro. Aquello queda establecido en un correo enviado por Ítalo González -miembro de la comisión internacional de esa guerrilla- en el que se refiere a una reunión con Rodríguez Chacín: “También me planteó el mismo Ramón, que si le podemos suministrar alguna información de GUSTAVO PETRO, quien era integrante del M-19 y que ahora es parlamentario colombiano. Esto por cuanto que por dos ocasiones este señor le ha solicitado que lo reciba para hablar con él. Que no ha accedido a esa solicitud hasta saber en qué cuento anda el tal Petro…”.
El 8 de enero de 2005, en una extensa comunicación que ‘Iván Márquez’ le remitió al denominado “secretariado” de las Farc, se lee: “…Y es un hecho que Chávez, con su política de buen entendimiento con el régimen fascista de Uribe, está anteponiendo intereses de Estado a la causa revolucionaria de los pueblos. A lo de Apure le metió emoción en lugar de razón. Si en Colombia el señor Petro está hablando del gran disgusto de Chávez con las Farc por lo acontecido en Charcas, es claro que su ofuscación trascendió el encuentro suyo con los nuevos gobernadores y alcaldes, y también su encuentro anterior con funcionarios de su gobierno en el palacio de Miraflores…”.
Márquez se refería a la posición adoptada por Petro en el ‘Foro de Sao Paulo’, reunido en Caracas en diciembre de 2004 bajo la denominación del ‘Congreso Bolivariano de los Pueblos’. Petro, efectivamente, se valió de ese evento para “advertir” a Chávez frente a las Farc con el evidente propósito de impedir que el dictador venezolano se alejara de él. En palabras de Petro, que fueron reseñadas por la revista ‘Semana’: “El congreso [bolivariano de los pueblos] tiene tres objetivos: luchar contra el ALCA, buscar la integración política y económica de los países latinoamericanos y profundizar la democracia en nuestros países. Este último aspecto impide que grupos como las Farc estén en el Congreso Bolivariano…Las Farc no son bolivarianos porque son estalinistas…”.
Los terroristas acusaron recibo de la sindicación de Petro. ‘Iván Márquez’ envió un correo a sus compinches del secretariado -marzo 27 de 2005- diciendo: “…Como cosecha se nos ocurre que el señor Gustavo Petro, es uno de los que desfiguran la honra y bien nombre de Farc ante el gobierno venezolano. Ha dicho que somos estalinistas, se solaza manifestando que junto con el PT de Brasil busca cerrarnos las puertas del foro de San Pablo, que somos bolivarianos de última hora y otras pendejadas…”.
Al día siguiente alias ‘Raúl Reyes’ reaccionó escribiendo: “…No nos puede caber ninguna duda de la fobia de Petro hacia las Farc, con el agravante de ser alguien que mantiene buenas relaciones con Chávez y muchos venezolanos”.
El 1 de noviembre de ese mismo año, ‘Reyes’ volvió a quejarse por el mal ambiente que Petro le hacía a las Farc ante el tirano Hugo Chávez. La pelea por el corazón del dictador era a muerte: “…Gustavo Petro cada que viaja a Venezuela, cumple la tarea de despotricar de las Farc, utilizando para ello el mismo lenguaje de Uribe y los militares ‘narcoguerrilla’…”.
Ambos, Farc y Petro, necesitaban de la chequera de Chávez para apuntalar sus proyectos razón por la que no ahorraron esfuerzos para desprestigiarse mutuamente ante el régimen venezolano. El 17 de febrero de 2006, ‘Raúl Reyes’ le escribió a su subalterno en la comisión internacional de las Farc alias ‘Lucas Gualdrón’ que “Gustavo Petro y en general toda esa gente que fue del M-19 son enemigos acérrimos de las Farc y del Partido, dedicado a promover la campaña contra nosotros…Según conozco de otros amigos, Chávez está perdiendo la confianza en Petro”.
Las Farc, por su parte, tenían alguna cercanía con Marilú Serrano alias ‘Andrea’, una de las tantas exesposas de Gustavo Petro. De esa relación dan cuenta una serie de correos que el periodista William Parra -alias ‘Leonardo’- le enviaba a ‘Reyes”. En dichas comunicaciones Parra -que para la época vivía en Venezuela y trabajaba para el canal ‘Telesur’- reportaba reuniones y conversaciones que sostenía con la mujer en cuestión.
Para las Farc era importante fortalecer a los enemigos políticos de Petro para lograr el objetivo de alejarlo de Chávez. En un correo del 1 de septiembre de 2007, ‘Raúl Reyes’ le escribió a ‘Iván Márquez’ lo siguiente: “La negra [Piedad Córdoba] es una carta importante hacia el futuro. Por ser quien es y por la cercanía al hombre [Chávez]. (Esta mujer odia a Petro, cuenta con la confianza de este amigo [Chávez] y tiene buena posición frente a nuestra organización)”.
Cinco días después, ‘Reyes’ volvió sobre el asunto en una comunicación remitida a todo el ‘Secretariado’: “Piedad odia a Petro, no lo baja de HP y habla de la necesidad de romper su vínculo con Chávez, aunque dice ha perdido credibilidad…”.
Tal era la virulencia, que las Farc empezaron a venderle la idea a Chávez de que Petro era un infiltrado de Uribe en el partido polo democrático (¡!).
El tiempo ha pasado y, como se dice popularmente, la política es dinámica. Petro le lanzó un salvavidas a Piedad Córdoba incluyéndola en la lista al senado de su facción. A partir del 20 de julio próximo la señalada traficante de secuestrados volverá a ocupar una curul en el Capitolio Nacional. Atrás quedaron los días en los que ‘Teodora Bolívar’ utilizaba un vocabulario barriobajero para referirse a su jefe político de hogaño.
Y lo mismo sucede con los congresistas de las Farc. Todos ellos, empezando por el cabecilla de esa banda ‘Timochenko’, hoy son unos emocionados promotores de la candidatura petrista. Sin Chávez en el escenario, no hay motivo que justifique la pugna entre Petro y los terroristas. La que fue una pelea de delincuentes hizo tránsito hacia un acuerdo electoral. Queda preguntar qué tan sólida es dicha alianza.
@IrreverentesCol
https://www.losirreverentes.com/, Bogotá, 28 de marzo de 2022.